Friday, April 27, 2007

En un comentario a los versos de Lao Tsé. El Espíritu del Valle, Rajneesh escribe: “El espíritu del Valle es el espíritu del vacío... Los valles permanecen. No se puede destruir la nada, la vacuidad. Aquello que es, siempre se puede destruir. Si somos algo tendremos que nacer una y otra vez. Si nada somos... Simplemente se desaparece del mundo de las formas, hacia lo que no tiene forma; un valle significa un mundo que ha perdido la forma.”
La lección del valle es también la lección de la vida. Ella está balanceada en la intemporalidad de su vacuidad. Basta mirar, como lo hicieron Lao Tsé, Rajneesh o San Francisco, el espíritu que habita un valle para reconocer que la vida está ahí en un perfecto equilibrio: los ríos fluyen, los árboles tienen una permanencia sin tiempo y los pájaros cantan sin preocuparse por nada.
Es precisamente este mundo intemporal el que se celebra En el Valle Sagrado de Juan Martínez. Treinta años de labor poética resumidos en este libro totalizador cuya fuerza parecería inclinarse hacia la abolición del tiempo, hacia lo femenino, hacia la intuición. Ojalá que un lectura atenta pueda mostrar la justicia de los platillos en el fiel inmemorial de esta balanza.

Texto publicado en la cuarta de forros del libro escrito por Alberto Blanco.

Labels: , ,

Wednesday, April 25, 2007

En las palabras del viento

a José Luis Martínez

¡Generación!
Oíd vosotros la palabra del viento que habla
por el hálito de mi nariz.
Olvidado el mundo de su atavío, y el pájaro de
su concupiscencia
encontré la sangre esparcida del alma de los
pobres y de los inocentes,
y no lo hallé precisamente en excavaciones,
sino en todas estas cosas que tocamos a diario
con nuestra mirada,
mis entrañas encendidas clamaron y guardé su
enojo para siempre,
la amargura de mi corazón penetró hasta mis
tuétanos,
las aguas en lo alto detuvieron su paso y la
lluvia faltó,
miré la tierra y he aquí que estaba asolada y
vacía,
los montes temblaban de pánico, los cielos
oscurecían,
y los andamios de mi cerebro como jaula de
pájaros; se encontraba de engaño,
mis ojos no vieron ni mis oídos oyeron,
entonces subí hacia el mediodía y cabalgué
llanuras como la sombra de la tarde
y he aquí lo que encontré y traigo para
vosotros:
no os alegréis todavía, simplemente es un
sepulcro abierto,
uno para cada uno, valientes perseguidores de
la verdad.
Mudado el negro su pellejo y el leopardo sus
manchas,
escalaremos la noche, abatiremos su heredad
y desde los rincones de la sombra extravagantes
partidarios elogiarán nuestros modales,
mas nuestros pensamientos acompasados
descansarán bajo muros distintos,
el betún del silencio reunirá recuerdos
panfletarios de la tierra dormida,
la fuente de la noche derramará sus silicatos,
y con ávido dedo recorrerá los labios del
suicida
que estará con la náusea de su mareo celeste.

Abajo, numerosas familias de acrídidos
moribundos
repasarán el lenguaje de las constelaciones,
y en su simiente alada,
como poetas con sus palabras viajarán por un
clima más vasto
que el imperio del sueño.
Soledad: creo que no estaré solo en las
gigantescas y solidificadas planchas de
sabores,
cualitativas porciones han mezclado su alma a
los asuntos lejanos,
donde ladridos de perros y croar de ranas
avivan ciudades,
perturbando al príncipe de una patria de
imágenes.
¡Pero y los otros! Los malaventurados que
proclamaron acrofobia por temor a la
nada,
con langorosos violines en la punta del alma,
y no apoyaron su frente en la última estrella,
ni uniendo la fisura de sus labios se ungieron
con los enjambres del silencio,
y al oír el silbido más puro de la perdiz errante
tornaron a construir bufandas para
pájaros,
los que con brasas pálidas bajo las cenizas de
sus plantas
ignoraron por siempre la estatura del viento,
y el olor de suavidad no abrevaron en las
colmenas del olvido,
esos no entrarán nunca a los hermosos climas
del espacio y el sueño.



Los Neumatismos

a Alí Chumacero


I

La sensibilidad ha sido siempre un motivo de
lujo;
pero cuando los ojos al ciento por ciento
clarividentes
de la señorita Mammón dilucidaron entre sí
cuatro momentos de sucesión estática,
de la lengua escaparon dos terribles frases
pájaros;
hermosa, tengo sueño; entonces la luz de los
ojos se tornó en acción,
las lágrimas secretas gastaron el recóndito
umbral,
y el fuego de la lujuria consumió la cima de
la imaginación.
En ese momento mi alma lanzó un trágico
aullido,
el silencio revoloteaba
y el crujir de los vientos se escuchó en mi
tranquilo pecho;
mas el infinito se confundía en un círculo
estrecho en mi cerebro.
Afuera, la caza nocturna de polvos inmortales
era trazada en su carrera por errantes
palomas,
pero un áspero zumbido celeste interrumpía
la búsqueda;
entonces el miedo se apoderó del terror,
el terror de la locura, la locura de la nada
y una invernal llovizna de cansados anhelos
humedeció el origen de la huella del hombre.


II

Roto el dique del tiempo, los últimos dedos
de las horas
se aferran a las riberas del recuerdo;
¿que será de la colilla tirada por la borda del
río?
¿Y del abrigo negro marchito de tiempo?
¿La amante triste como sombrío canal,
repasará la dirección perdida de un supuesto
heredero?
Mi hermano casi duque ¿viajará sobre la
dulce canción
resbaladiza de la niebla de Londres?...
Un momento, alguien toca a mis orejas,
una voz pendular como fría ráfaga escucho,
¿será el huésped previsto,
el vislumbrado transeúnte solitario
de mis premoniciones celulares?
¿será el alma de los espejos rotos
sudorosa de vaho?
¿Quién puede ser, en esta hora sin tiempo
en esta canto sin amor?
Mi cerebro formula vagos pensamientos.
Si las lágrimas del sol entierran a sus muertos,
él no estará tranquilo en su palacio eterno,
a pesar de que el viento remueva sus
constancias
de brocados y sedas,
pero... y las doradas constelaciones,
¿asumirán aún su dogmática fidelidad para
sus confederados?


III

Más lejanos de las estrellas
y más cercanos del ojo,
vamos con paso lento hacia las sombras,
un constante caldero de esencias impuras
reverbera al oído;
el aleteo sombrío de lo inmortal
aturde los anhelos,
pero los polvos eternos se rescatan del canto
entre la bruma
y la distancia que surgen bajo el sueño;
después el pájaro suelta un canto
sobre un hacinamiento de las palabras,
y la esperanza surge
como una flor profética
renovando el aroma salobre de la tierra.
He aquí el momento amargo entre el nacer
y el morir, entre medir el tiempo antiguo
y calcular el futuro
en la velocidad de las inmensidades cósmicas,
y con la resultante procrear la hiel
a la silvestre rosa,
con su simiente
de consabida devoción.

IV

Mas el nutrido lamento surge del sótano
de nuestras tensas vísceras, iiii, iiii, iiii
se oyen las voces retumbando en la
noche, y con un corto esfuerzo,
se perciben acordes la plantas asesinas
de nuestro mustio origen, plafff, plaff, plaff
los desolados sentidos
surcados con bocinas
de altoparlante esfuerzo,
se acurrucan diciendo:
ya es bastante con esto
ya es bastante,
a los lejos se escucha el ulular
del viento que hace cimbrar los dientes.



V

La tarde había doblado sus alas
vencida por el peso de las meditaciones,
las últimas hojas declinaban
sus nervios sobre la tierra umbrosa;
iban asidos a sus mudas manos
las últimas parejas de hombres
eterizados por la nostalgia cósmica
repetían con obsesión sus
estancias lejanas
por reductos de yerba que sus pies olvidaran
una y otra vez hasta el abatimiento
los gestos de los hombres que agonizan
cautivos
por la comba mirada de los organizados
neumatismos,
de sus ojos brotaban las misteriosas frases
que escapan de los náufragos
y los vocablos lívidos que en su lengua
crecían, se iban hundiendo en mares
como viejas tenazas;
entonces: tumefacto en la orilla de imágenes
pétreas, vi a la rata y al cuervo jugar al
conocido
y tan despreciable juego de los reinos
crepusculares.

Argumento

Visión de los Reinos Crepusculares

Plaza gigantesca: El mundo
Árbol: La vida
Mujer Sol: La sabiduría
Cuervo: El subconciente
Doce frutos: Meses del año
Voces: Ambiente del siglo
Rata: La muerte
Espejos biconvexos: Acontecimientos
sorpresivos



VI

En mitad de una plaza gigantesca,
se erguía un árbol de esplendoroso tronco,
el cual alimentaba sus raíces de limpio río,
con aguas sanguíneas brillantes como cristal
de roca,
de sus rapas pendían doce frutos totalmente
vírgenes
cubiertos para su pudor con sólo una hoja
que desafiante
se erguía para su cometido,
cada fruto ostentaba una puerta
con bruñido tatuaje en su frontal mirada,
de las que descendían espejos biconvexos,
que aturdían la mirada al reflejarse en ellos
mujer vestida de sol
que en cierta displicencia escuchaba
un canto de sabores, otro de sensaciones y
uno más de
impresiones sentada en grande y hermoso
trono blanco
la atmósfera estaba alimentada por veinte
millones
de descompuestas voces onomatopéyicas
que salían de un gran agujero por el que
podía verse
el espacio interior del universo;
la rata sentada a la diestra de la mujer sol,
ostentaba una toga carnicera
de un gris desteñido salpicado de sangre,
su cínica mirada enturbiaba la atmósfera,
su estómago era grande y redondo,
se entretenía afilándose los dientes;
a la siniestra, yacía el cuervo ostentosamente
vestido de negro;
devoraba una lúgubre sonrisa que se le
enroscaba al cuello.
De súbito, el árbol agitó sus ramas y se oyeron
lamentos, la rata trastornada penetró su inyectada
mirada entre los ruidos y surgieron las pestes, los
trastornos hepáticos y las náuseas.
Después la mujer sol intervino su fruto con la
llave de los abismos en la mano y el chasquido de
su inclemencia al cerrarse la puerta hizo florecer
lágrimas en la oscuridad, los espejos callaron y
surgieron estrellas.
El cuervo continuaba devorando sonrisas lúgu-
bres, el árbol tembló nuevamente y los doce frutos
fueron cayendo lentamente de uno en uno, hasta
trocarse simplemente en recuerdos, el viento dejó
crecer sus barbas en el añoso tronco, y el cuervo
se deshizo en loas, tan contundentes y eficaces que
el agujero por el que manaban onomatopéyicas vo-
ces resquebrajóse con estrépito quedando al descu-
bierto la perfecta armonía del universo.

Sunday, April 22, 2007

Anatomía del Misterio


Como un barco que pasa

Ahíto de soledad
recurrente la imagen
al más allá indomable
era mi corazón
como un barco que pasa.
Abril corría chapoteando en el alma
y sobria la belleza,
repetía su infección
en el canto del grillo
se sucedían las noches
con precisas divisiones de estrellas
ni una más, ni una menos,
bueno, a veces los meteoros
rompían la sistemática
y era sólo un silencio rescatado
una gota de vino derramada
un todo incorpóreo
e inanimado el musgo del recuerdo
tres reinos misteriosos como el Verbo
lentos pasos en la nada y en el todo
claras formas de juzgarse distinta
la edad de la distancia
y sin embargo unidas
en la casta presencia
de una Fe invulnerada,
como un barco que pasa
era abril mi vida
tres raíces del hombre
en pródigas edades
juntas en clara fuente
inmune al sortilegio
aunque cautivas
en la tierna bondad
de lo finito.



Rosa de la circuncisión

Cuando las imaginaciones de mi corazón
se paseaban tranquilas en mi infancia,
y los gallos cantaban
sin despertar angustias en las frescas riberas
del sueño,
cándidas hierbas celestes
circundaban mi dicha con su leve rocío,
y los guantes azules de las fiebres antípodas,
crepitantes, mordientes y agrupados
alegres danzaban por el ojo de otoño.
No obstante:
un día la víbora parió bajo las blandas ramas
de un sol acariciante,
y sobre la mirada de una fábula inerte
las trenzas del recuerdo desataron su furia,
sus filos, como alerias porciones de brillosos
mastines
iban husmeando el cielo:
desierto, calcinado, degollado en la víspera de
las estrellas nuevas
Cien años han pasado como sosías,
quietos como increíbles cocodrilos
bajo la tierna protesta de los astros
cien años, entre pretérito y presente
entre conextensión y disextensión
siendo por esta semejanza
imágenes también sin ser divinos ni inmortales.
Seca la dicha en columbarios,
vulnerado el desfile de fragancias primarias,
fugado el cielo ante el tumulto de ventanas y
puertas
no quedan más que proyectos callados como
corchos.
Este es el definitivo momento de las palabras
secas,
del silencio cautivo en ojos y gatos laminados,
porque si el cuadrado olvidara su fórmula
la rueda dejaría de ser rueda
y la jirafa atravesada por una siempreviva en
la garganta cantaría
Ahora bien:
después que caiga el polvo por el desván del
sueño,
no me pregunteís nada,
simplemente escuchad este dolor con huecos
de granada
por el viento sin pájaros
y esperad que la rosa de la circuncisión
florezca nuevamente en tiempo y realidades.


De la Divinidad

Bajo soportes de un misericordioso Hálito
mis ojos intuyen
facciones inéditas del mundo
sueños donde la totalidad
revelándose instantánea y sucesivamente
transfiguran la visión
al fuego donde el Verbo
en exorcio relumbra su blancura,
después el tordo canta
en parajes sombríos
y un temblor su presencia
nos recuerda en su canto
óleo sagrado como un rumor
en la ribera de mi espíritu.



Anatomía del Misterio

Computando el Misterio en la sombra
vagamente
su presencia sensible al despierto sentido
clamando absolución en reberveros mágicos
la Nada en imagen de rosa aspirando
cambiante, sucesivamente, mínima y abstraída
en el ardiente instante en que fija el espíritu
su rostro diluído
silueta de paloma removiendo distancias
devorando abismos para encontrar un contorno
ceremonia férvida bajo las arquitrabes de la
razón,
desplomada al alcance de lo Divino y cotidiano
agitado paraíso sometido al arbitrio
del que anheló lo más profundo
cayendo levantando de esa realidad intermedia
el bálsamo más puro,
hebras de sueño entretejidas
en el mirar lejano de la estrella
que vaticina desde sus azules infiernos
lugares y espacios de los ojos que vieron
y por renovada virtud
significantes en lo sucesivo y venidero.


Israel

Desprendido de mí
un pensamiento descendió
en diabólica imagen,
y una velada sombra
gruñente y erizada
se desprendió de un nombre.
Emanú, innombrable sustento
para elegida estirpe,
profético fermento
de esperanzas perpetuas
en el orden secreto
de atesorada muerte.
Dios y hombre,
pensar y sentir
devanando en vigilias
los vaticinios absolutos.
Así, muros de agua salada
cubrieron tu partida
donde la Gracia alucinada
en divina serpiente
hizo perecer exangües enemigos
y hacia tierras de ethéo
con ojos obstinados
en alegre destino
silenciaste del éxodo las penas
el pensamiento rico
de ligurios y zardios
confundidos en altiva alabanza
diestra perseguidora
de ese principio incomprendido
cuyos reinos escrutan
cabalgando en visiones
lo establecido y aceptado
por la razón del hombre,
sólo desnuda estatua
socavada en la variedad
de sus impulsos
por leopardos inquietos
de formas inmortales.



Diálogo sobre el Amor

Deslizando su cauda tiernamente el tiempo transcurre como el lapso entre dos estaciones donde tu presencia encarnando el amor enciende sus estímulos y el diálogo se inicia cada noche al fragor de las circunferencias girantes perfectas.

G- Como el círculo pequeño de mis ojos relampagueantes en la preconcebida intuición del pensamiento circundante.
J- Y la naturaleza del encanto prosigue en tus manos en la murmuración parabólica de tus estigmas.
G- Donde la noche y la pasión apacientan sus símbolos en constancia sagrada.
J- Y adentro espacios eternos preludios en fuga de modulaciones absolutamente enajenadas asoman febricitantes en la frecuencia de tu jadeo.
G- Inequívoca señal de mi paso en la tierra.
J- Te veo llegar como de un largo viaje, tamizados almizcles impregnando tus sedas.
G- Paganas huellas de pretéritas deidades predilección silvestre de mi vida.
J- Inmenso mar abstraído en su ritmo galvanizando tu presencia.
G- Las caracolas a mi voz prolongan el Misterio en espirales de coral.
J- Y cerca en la razón del intelecto adiestrándose para concepciones sobrehumanas, la intuición afinando sus mecanismos perceptivos.
G- Atrás el cielo azul surcando en la Divinidad las excelencias del espíritu.
J- Ministerios donde la ternura fulgue radiante por tu voz.
G- Y al conjuro de palabras los mitos de la muerte ruedan afligiendo la yerba.
J- La seguridad en la alegría es como un constante presentir la substancia perfecta del espacio.
G- Donde el amor aletea en el carmín de las granadas.
J- Poblado de huecos por dentro iluminados en forma matemática.
G- Caleidoscopio sucedáneo al deseo sombra humana enunciando sus juicios.
J- Perenne vocación sedienta de formas en gravedad sustentadas.
G- Aleteando en su fuga la nostalgia de un hálito marino el espacio circunda.
J- Yodos carbunculares en el sosiego de tus líneas.
G- Toque Elénico rigor en la estirpe de mi heredad.
J- En los estanques de tus ojos cautivos narcisos modelando dorsos de aquilina propiedad, cromatismos sonoros de belleza inenarrable, aves del paraíso exhalando colores de solemne candorosidad, ojos radiantes engastados en felino pelaje, ascendimiento aromático en la ribera de tu meditaciones y el fuego hechizado en su rapsodia cubriendo con sus alas tu rostro.
G- Iluminado escrutinio en el paño incandescente del sueño rastreador y rastreado en la concavidad de inmensa luz no vislumbrada, hecha y deshecha en el blanco y el negro y sin embargo siempre viva girando en perfecciones de acechanzas deíficas reflejando dorados recintos de equiláteras caras.


Carta 1

Las cosas son hermosas
en la medida en que la unidad interna del
espíritu
reviste la bienaventuranza de bondad,
comprensión absoluta para entender a las
criaturas
cualquiera que sea su condición,
en la imagen de semejanza con Dios,
pues a partir de este momento surge por
conducto de la Gracia, la caridad,
que ilumina de amor nuestra pasión por la vida
mas simplemente como un reflejo de otra
más perfecta,
de la cual Dios nos da destellos
en la obra de creación intelectual de la cual
dice el Santo angélico
"Es metafísicamente necesario la
incorruptibilidad del ser intelectual"
como en las demás manifestaciones espirituales
sintetizadas en su máxima perfección,
lo que necesariamente asciende
de las disciplinas de voluntad ascética
para la eliminación excrecente que perturba
la libre manifestación de lo sobrenatural,
confuso para el resto del mundo no
evolucionado
en la virtud de la verdad.
Después: deslizante sobre mi cerebro
una música de maravillosa solemnidad y
hermosura
marcaba los contornos de mi pensamiento,
en acordes donde el contrapunto de razón y
pasión
construían en unidad perfecta de mi ser
interior,
un sagrado recinto donde la mirada de Dios
levemente posaba un rayo de luz,
y de la abstracta condición esfumaba la tiniebla
su manto
quedando invulnerada, desnuda
la comprensión de la ETERNIDAD
iluminada en el espejo de mis ojos,
refractario azoro donde la belleza sin saber,
de su fuego el misterio acuciaba en sus aljibes.



Carta 2

Hay un germen generador en todo gran poema
que al ejercer contacto con el espíritu del
hombre,
singulariza a través de una chispa
transmisora
una potencia consubstancial; a partir de este
momento
el que revive lo intuído por el poeta,
clarifica y extiende el paisaje diseminado en
las líneas
mas cada espectador adapta el reino
a la posibilidad de su genio.
El mío trasciende cada oración
a universos heterogéneos, donde la siguiente
suma y resta unificando y separando a la vez
la posibilidad del entendimiento infinitesimal
poéticamente hablando,
así: la exactitud del Verbo, ilumina la poesía
como un milagro donde Dios,
glorifica por el hombre su principio;
otras veces, las fuentes prenatales
afloran a blanca superficie
mensajes por los cuales la coloratura del poema
adquiere intimidad translúcida,
y sutilmente conduce al intuido por esa
singularidad potencial
mencionada anteriormente.
En tus poemas, distorsionas intuiciones
sensoriales e intelectuales,
en una fusión donde la expresión
adquiere matices de impresión surrealista
cuello y extremidades aderezados
en ese apasionado bermellón
donde el aprisco de las palabras guarda en
suntuosa intimidad
la parabólica doncellez de un universo.
Allí; alas arcangélicas proyectan sobre tu rostro
la identidad de tu naturaleza perecedera
en antifaz donde lo imprevisible
verifica sus misterios al arbitrio de tu
Voluntad.
Líneas preparatorias a la
penetración del Entendimiento


Conocer



Es en la entelequia del entendimiento donde originalmente la inquietud intelectual intenta analíticamente desentrañar ese velo traslúcido entre el hombre y las cosas que lo rodean, entre el pensamiento y el sentimiento,
como vínculos de comunicación con otras substancias superiores, completos
en la perfección triangular por la intuición, medio laudable y purificador trascendiendo la secreta presencia de nuestro ser sagrado, contrapunto vivificante rítmico y concluyente en su armonía del blanco al negro, del día a la noche, de la razón a la pasión, del más al menos, de la vida a la muerte, abriendo y cerrando para la eternidad el círculo de nuestra contingencia con la perfecta belleza, arriba y abajo, verificando en el hombre la esfinge de su imagen.


Creación intelectual

En su más elevada conclusión, la belleza trasciende su estirpe por el orden genérico de su manifestación. Así las palabras, medios cabalgantes del símbolo, transmigran antropológica semánticamente a fuentes inagotables donde la premonición es presente en el pasado y el futuro, teorema resuelto ascendente en el espíritu revelado, en la visión clarificado, en la organización de los sistemas, retórica, prosodia, sin impedir por la aparente forma tiránica el florecer de la originalidad, antes bien constituyendo al genio antonomásicamente la facultad de libertad: contemplación del vuelo en los espacios interiores, variabilidad caleidoscópica de los matices al arbitrio voluntario, conjugación de juegos fonéticos en radiantes corolarios, transmutación de planes en figuras espirituales desdobladas, y bajo las acechanzas de la cal siempreviva, la eternidad cantando sus distancias ante los pensamientos.


El entendimiento

El bien

Reverberando bajo un cielo enigmático
en orden armónico
desplaza inmensa parábola coronada de luz
árbol bullente bajo el susurro de sus alas
y las voces almizcladas
en el silencio acechando el encuentro con las
formas
rudimentos sagrados del oficio
donde ni sombra ni apariencia corpórea
sólo fotosintéticas naturalezas
sedimentando en el espíritu
comunión rumorosa
prodigio contrario ambivalente en el origen
al bien predestinado.

La Belleza

Secretos dones en las orenchas albas
de tu felinidad
allí prevalecen como sesías
belleza y cristalinidad
aves deslizando los tumbos de lo real
cuando la noche se suscita
entre el sueño y vigilia
distancia y cercanía
preponderancia y abstinencia
sumergida en el ara el alma exhala
el fuego siempre nuevo de la Verdad.

Finalidad del Universo

Y en los celestes espacios
donde el principio de las cosas conmueve
las tinieblas
irredentas al censo
cautivo en el vasto espectro
de su proposición clarividente
del fuego naciendo
con su semblante taumatúrgico
el Verbo elaborando su entelequia.

La Verdad


Diametral y opuesta
es la luz a su antinomio
infinidad de círculos
a merced en su fuga epicéntrica
y como endocarpio protector
sus espectros formando gemas
de ortodoxia irradiante
difragmática hipérbole
en la memoria receptiva
del que en serenidad practica la alegría
ocultos dones de paz
configurando en las enajenadas facciones
cordura en alas del que sueña
limpias superficies de tacto nacarado
espirales sonoras en recipientes marinos
peces constituyendo el rostro bienamado
y para ello asocia como medio
las aguas azules del vetyver
contactos taumatúrgicos para restituir
espejos heridos del espíritu
bajo la inhalación auxiliar
de las palabras sagradas
y luego en el espacio del reciente
fluye y rastrea la presencia del áloe
así: diversificando la bienaventuranza
al gusto por la contemplación
de bellezas ingrávidas
adviene por el rito solemne poder
clarividente
al penetrar lo impenetrable
expresando en palabras el silencio
divagador de formas
conjeturador absoluto
en las aderezadas promiscuidades
de la razón.

Saturday, April 21, 2007

Prendas de la Palabra Inaudita

Masticar la soledad en diminutas porciones de
muerte
es solamente un viejo oficio
pero poseer pájaros medio muertos por la
lejanía
y hacerlos cantar en el cráneo,
esa es una labor que sólo se encuentra
en las otras vertientes del cielo
donde los arbollones de la noche
dejan escapar
todo el esplendoroso lujo de las estrellas
nuevas
y el arancel para viajar
por el recuerdo de un sabor a metal acabado
es menos corrosivo, a pesar de los crueles
manómetros
que miden el silencio de las palabras caídas
en el aljibe de los sueños;
allí, es necesario trepar de prisa las escalas
aunque nuestra conciencia suene a grillo
fracturado
y los pasos retumben en el corazón
como en deshabitadas calles;
porque llegando al último escalón
con los sistemas del olvido suspendidos en,
cada ojo
¡qué espectáculo hermoso!
una doncella cruel se baña en las ondas del
viento
pero tan hermosa es
que los peces de la luz le vulneran su crueldad
comiéndole el corazón.
La doncella gime y canta soñando que está de
fiesta
por la ventana del pecho se oyen los ecos del
viento:
tu corazón está lejooos...
y lejos de las venas se encontró el corazón
a pequeños brincos cruzó las alamedas
de luz de una luciérnaga
y con guantes de niebla
se sentó en las escalas de una música hermosa.
cri, cro, cri, cro, cantaba la cigarra
apoyada en sus pétreos derribos de luna.
No nos ha de salvar el matemático equilibrista
pensaban sus antenas
ni el herbolario tierno de pecho devorado
ni la neumática mujer
recién desembarcada de un cálido espacio de
amor
por eso preferimos la ululante ribera
con sus bocas de oxígeno y la luna
a quien imploramos clemencia
para nuestra diezmada raza.
Pero ni el agua ni el sol
ni la luna ni el viento
escucharon el anhelo equilibrista del insecto
y el ¡craj! inevitable
sollozó en la navaja del último lamento.
Lleno de dolor el valle
sufrió los mecanismos de la escarcha
y el pájaro viajero del paisaje
bebió la fiebre casta del interior de una
lechuga.
Estrujados los relámpagos clamaron
llenando de rumor la hierba
y por el ojo de un buho
vidriada por la soledad
nació la noche con sus milenarios documentos
de parlantes orugas
y subsuelos de intuiciones fantásticas.

El viento seguía arrancando mil murmullos
a la palabra nunca pronunciada
que colgada de un tejo
era olfateada por una incipiente codorniz
pero oscilante entre el olvido y el recuerdo
gritaba formas huecas
a la mentida bendición del tranquilo silencio
que en la mitad de una roca construía una
plegaria:
`bendita madre muerte´
tu que entre los espacios sin voluntad
del hombre esperas

¡Ten Piedad de su Búsqueda!

no permitas que su sacudido corazón
torne a su esencia de gaviota sin rumbo
sin haber escuchado los salmos que esperan
por su llanto y su cadena de suspiros
dentro de la brillante catedral del viento

¡TEN PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!

porque aun desde estas rocas
carentes de atavíos absolutos
eres nuestra madre y maestra

¡TEN PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!

no permitas que el aullido del mar
despostille el aliento de los patios de abril
ni degüelle el perfume de las uvas de otoño

¡TEN PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!

tu que desde el ojo desolado del tiempo
hiciste brotar la soledad
propiciando el lenguaje de la filosofía

¡TEN PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!

y que hermoso elíxir con que ungieron la
ojiva
de tu blanca mirada
aleje la opresión de la silente niebla
y nos deje tocar
la prenda más hermosa
de la palabra inaudita


Blanco

Sobre un tema
de abstracción

En el tiempo por excelencia perpetuo,
se verifica una constante metamorfosis
cambios tan radicales
que la razón aumenta su pasión
por los veredictos centelleantes,
todo surge como alusión
a lo puro, circunstancial, hermoso
algunas veces
cantando en la superficie del agua
en el entrecejo de una bestia taciturna,
al conducir un pájaro por brillantes atmósferas
en una estación de alegría interior
centro grave en el cual se gestan
las más encontradas versiones,
dualidad, contrapunto
ejerciendo en el ministerio del espacio
su más tierno refrigerio de conclusiones alpha.




En torno al Fuego
y su Imagen en el Corazón

Afirmar desde una penumbra gris
en la inteligencia del ser,
que por su natural trascendencia
ubica dentro de una nostalgia,
todo un mar polifónico
adentro, ahuyentando
de su tierno gemir
ese latido de insondable resonancia
en el corazón del fuego,
es tanto como adquirir potestad en la
paciencia del morir,
luego ese crujir de la vida calcinada
al relumbre de recuerdos anófeles. . .
que por el viento vagaban tiernamente
afuera, donde cantando
una estación de fiesta nos miraba
Con el Misterio a cuestas

Y nos vanagloriamos de poder
de sentir que tenemos
y así como no viendo prolongamos la espera
en nuestra causa no resuelta
más cuando la noche cubre por sobre nuestros
hombros.
Una a una las búsquedas
revelándose se revela, rechazándose se
encuentra
la Eternidad en nuestro sueño
ligera transparencia por donde cuela el viento
un abismo imprevisto de vuelo y de sufragio
y sucesivamente engendra por la retrospección
con la protuberancia del azoro a cuestas
desfilan sensaciones pasadas el futuro
entrevisto,
pero inviolado aún
solo en cuerpo absoluto de innumerables ojos
el universo contempla nuestra embriagada y
pasajera esencia,
principio y razón pasión y término
en combinado ideal de disciplina y libertad
mar y fuego en un esfuerzo propio pero
unánime
discutidos a favor y en contra
por demonios impasibles en el tiempo que
espera
inquieto alegre indeformable
el íntimo y justo acorde que restañe
esa duda relativa de la razón abierta.



La Revelación

Agazapada en bruñido ronzal
fija, inmutable, iluminada
como aroma de áloe sobre marfil ejedrezado
enigmática penumbra de laudable paraíso
silenciosa deslizas el orden profético de tus
veredictos
agua viva dulcemente acariciada
en el hálito de elegidos espíritus
ásperamente probados por lenguas de
mordiente fuego
hasta abrir voces de misericordia
pacto y alianza, pureza del exorcio
imagen cincelada de atónita mirada
ante la ingravidez de la hermosura
sabia raigambre que penetras el corazón
de un futuro milagroso sin espacio ni tiempo
reflejando visiones en los espejos mágicos
de tus facciones eternas
milenario cortejo fulgente en la trama
del atavío trazado por campiñas y valles
manchas de flores en sombra fustigadas
crines inquietas azabache desplazando el tedio
de las frondas
abrazamiento de olas sobre un fondo grana
iluminación preconcebida en la conextensión
de un teorema
derramamiento de pureza en la penetración de
lo blanco
la expresión circular dando forma a la
incorruptibilidad
y como juego donde la rosa del viento
murmura sus lejanos secretos al arúspice del
corazón
mis ojos abren las doradas compuertas a tu
encuentro.

Tuesday, April 17, 2007

Visión de un Lema silencioso y el Tapiz de un Ojo


El hombre y la muerte juegan en tiempo relativo; pero la muerte frenética y sagaz ha derramado, en forma de trampa, el silencioso lema de su esencia, el hombre olvidado de su origen sucumbe, estrellando en la eternidad el tapiz del mundo reflejado en sus ojos.
Dinámicas las moscas del tiempo laboran en su rueca el infinito al conjuro de la canción del hastío; pero al sentir el tránsito del alma suspenden su labor, escondiéndose detrás de un solemne brillo, el cual se desprende de la cabellera de la doncella absoluta, que en mitad del universo contempla la acción.
Dentro de la gasa de la alegría, y tocando en la puerta de la hora presente, trataré de contaros cómo el bordado de un lema silencioso hizo pedazos el tapiz de un ojo.
En el vacío cabeceaban los nardos, el campo yacía abierto como granada, sólo se escuchaba el ¡ay, ay! del eléctrico viento devorado por una lechuza somnolienta.
Tomados de la mano y obedientes al ritmo de sus voces, iban el hombre y la muerte saltando en torno de las estaciones, al lado se erguía el grosero ayuntamiento del odio y la concordia con atavíos de filo y augusto sacramento; ¡cuán hermoso es el mundo! exclamó el hombre con rústica sonrisa; y el dolor de la arcilla picoteó las orejas de la misericordia enroscada en un salmo. Dinámica, la muerte escarbaba la tierra en busca de un gusano, para saciar su instinto de gallina rupestre.
La canción del hastío tocó su débil flauta y las verdes moscas volaron para mover su rueca, con hilo inexistente zzzzz, zzzzz... murmuraban entre sí, ¡silencio!, alguien viene, gritó la más bermeja y escondieron la rueca detrás de un solemne brillo.
La doncella del cielo reverberó ante el clamor de un relámpago, sus muslos se llenaron de lágrimas y su cabellera aderezada por brillantes cometas removióse, tocando con la punta de sus largos cabellos la causa y la desgracia, el hueso y la ceniza, el principio y el fin.
Pero aún no era el momento propicio para que los gusanos devoraran el llanto, faltaba presenciar la frenética lucha en los pasillos del recuerdo, del ojo con la imagen, del silencio y el viento, del espacio y el tiempo; la ansiedad de la sangre silbaba en el cruce de las meditaciones y el ímpetu primitivo retorciendo sus hálitos bailaba, entonces: la fórmula perdida fue buscada afanosamente, primero por los desfiladeros de cal, por el cuenco del cielo, por el tallo de la oración, por el torrente empaquetado de la simiente marina, después:
en el cráneo fosfórico de una pila fundida, bajo el ala oxidada de una huella,
en el insomnio de un espejo, en el monóculo subterráneo de un topo, sobre la inaferrable expresión de un hombre asesinado en la punta de un grito.
¡Todo fue inútil! ¡Todo fue inútil! Las garras de la blanca violencia apretaban con fuerza el cuello de la angustia, el musgo había crecido en la lengua de los hombres y los últimos sueños huían, por el filo curvado del viento.
Toda la luz del arrepentimiento habría cabido en el ojo de un gallo, si la tierna fraternidad de la ignorancia no hubiese sido derramada, pero ya la soberbia danzaba sobre sus negros ácidos ahuyentando los pájaros, y al cerrar la compuerta de la misericordia, aplastaba el recodo donde el crepúsculo reposa el corazón.
Solamente el aroma del cedro solitario recorría la mirada del mundo, donde una cobra encendida clamaba por el ausente canto del barro original, por la cruenta aniquilación de la divina esencia en palomas forjada, por la piedad turbia, en el gañido del poder engastado en lamentos, por el naufragio del sol entre los dedos y la barca extraviada del olvido en la velocidad del tiempo. Ya nada separaba al verbo de su origen, la anunciación del fin, a la muerte su Dios había alcanzado.


Lo que dijo el Poeta a la Turba.

Ya os lo dije una vez en singular ocasión:

No quiero nada con sapiencias vaharientas y cansadas, mientras el tordo continúe silbando su mejor canción en el sótano de los huesos, y las zarzas conserven su alcurnia de doncellas en las secas vertientes del silencio.
¿Pero vosotros: habéis escuchado, alguna vez por las rendijas del aterido corazón, el recuerdo que la araña ha cubierto con su tela?
Bueno, . . . no hace falta que el pez hermoso que en la boca yace se vuelva mentiroso.
¡Escuchad lo siguiente!
Ahí: donde el ojo ha marcado con su leve pisada el tránsito del alma, surge nuestro obituario de registros lejanos;
Entonces la reverberación del cuerpo murmura una plegaria, la cigarra silencia su rumor, y el zorzal canta entre la hierba, crap, crop, crap, crop.
Pero sólo el lamento de Filomela, tan rudamente forzada por el bárbaro rey, nos puede dar la imagen de lo que el alma sufre bajo el peso del muro de la razón policroma. Donde extraños perfumes sintéticos, acechan los sentidos agitados por el aire del verbo, que con sus llamas crepusculares refleja en el artesonado del recinto, las últimas parejas de delfines azules llevando el ataúd dorado de los sueños infantes.
Al fondo de la bóveda se escuchan inviolables los cantos funerales de unicornios sombríos, que miran el silencio dentro del corazón del tiempo.
Cuando los unicornios apagaron su canto, dijeron entre sí:
"¿No turbarán su lecho los súbitos rencores?"
"¿Germinarán este año?"
Sus palabras brillaron y se aquietaron salvajemente.
"¡Si ésto no te gusta, lo mismo da!"
"¡Dénse prisa por favor, que ya es hora!" Gritó el más grande y brilloso.
Por su parte los delfines azules, poniendo cara triste, devoraban nostalgia comentando el suceso:
Mas, cuando la turba bajó los párpados con un documento de niebla invernal en cada ojo, el poeta descendió de su pódium y dijo a la distancia:
"En la hora violácea, cuando las manos y los ojos se alzan del escritorio, cuando el corazón humano espera, como un taxímetro espera palpitando; yo poeta, aunque cargado de nostalgia y rumores subterráneos, palpito entre dos vidas y puedo ver en la hora violácea, esa hora del atardecer que nos empuja al hogar y envía del viento a casa del errante jilguero y el estrépito de motores y bocinas sugiere un matraqueo de huesos y risas descarnadas, cuando el gato desliza su vientre sedoso por el borde del prado y el tordo retardado va sembrando con su tiu . . . tiu . . . la lejanía, yo os bendigo.


Por el hilo dorado de lo Eterno

Era uno de esos días, en que la ruta de la bruma se encontraba sonora propiciando el recuerdo de constancias distantes.
Los pájaros habían dejado caer su última melodía sobre el vellón de pasto y el silencio silbaba por los poros de la noche.
En el sótano de un sueño, un hombre de extraños ojos y larga cabellera menguaba su atavío, para colmar de largas hebras de oro el misterioso artefacto navegable, asido por el frente a cuatro hermosos caballoalondras negros, fustigados por la grupa, por increíbles relámpagos de sueños lejanos.
De sus tiernos picos resbalaban y caían, rebotando en la profundidad del tiempo, tres incipientes pero hermosos, currucú, currucú, currucú.
Este extraño sujeto era experimentado explorador de sueños.
Disponíase a ir un poco más allá del reino de lo eterno.
En las manos llevaba el corazón del cielo, y los ojos flotando en la canción viento.
Mas: Cuando las llamas de la ansiedad reventaban sus sienes, bajo el parpadeo de un moribundo, asentó su navío.
Sobre las duelas de través, se escuchaba el tic tac de un reloj taciturno, eran segundos con plumaje de cuervo, hora preciosa en que el temblor del alma propiciaba liturgia a la oración postrera.
"No cabe la menor duda",
murmuró un cometa al pasar.
"Es un aventurado cósmico";
y su cauda fue dejando una estela
de vocablos luminosos que decían:
"¿de dónde vienes, qué es lo que buscas?"
"¿a donde vas?"
Por su parte, las olas del viento evadían
con singular gimnasia
las silenciosas aspas del navío, que en su
errante peregrinar
por los espacios interiores de un nostálgico
cielo,
recordaba la délfica mirada de quienes
nos precedieron en los abismos,
con el alma adherida
al betún de la muerte.
Los cabolloalondras brillaban jadeantes,
ante el hálito resplandeciente
de los confederados siderales,
los que con ígneo regocijo miraban el discurrir
osado;
hasta que un espectacular diálogo celeste
intervino en su ruta;
la estática cubrió el fragor y el oído escuchó.

Osa Mayor:
Hace muchas lunas el gran bebedor de
espacios nos inquiría:
Del punto A al punto B, ¿cuántos planetas
caben?
Y trazaba con estridente luz violeta un
horizonte
sobre el pizarrón brillante de la noche.

Estrella Adolescente:
Y después. . .

Osa Mayor:
Todas a coro respondíamos cantando

Estrella Adolescente:
¿Qué aquí también se puede cantar?

Osa Mayor:
No hagas preguntas sin átomos candentes,
niña.

Estrella Adolescente:
Querrás decir: con sentido celeste.

Osa Mayor:
Como tu quieras, pero escucha:
decía momento atrás, que contestábamos
todas
a coro cantando:
caben todas las que la imaginación imagine,
Padre, o como el pensar en Tí, o en la Virgen
tu Madre.

El silencio revoloteó por largo rato,
Después el fruto donde nutriera sus anhelos
el aterido halcón,
tornóse más amargo, pero más dulce el alma
cautiva del dolor,
al igual que la nube recién lavada
teñida por el humo de cigarros urbanos,
Pero cuando el torrente del alba,
rozó los umbrales de la misericordia,
de la boca de un hombre salieron dos alondras
maltrechas
que dijeron cantando:

Alondra 1a.:
Ya lo he dicho otra ocasión, nadie juega,
nadie juega sobre la piel de la flor,
sólo relumbra el olvido por la lengua del dolor.

Alondra 2a.:
¡Abrid los escotillones,
de la aterida canción,
hasta que envenene al viento el elixir del amor!

Alondra 1a.:
¡Y las madejas de angustia se desploman,
con metálico rumor!

Alondra 2a.:
¿Y el ciudadano del humo
con cicatrices de amor
de madrugadas dormidas y en el ojo una
oración?

Alondra 1a.:
¡Azotadlo con la luna!
¡Azotadlo con pasión!
¡Azotadlo con esponjas mojadas de ilusión!

Alondra 1a. y Alondra 2a.:
Que los alcoholes del viento propaguen esta
canción
esta canción de agua triste,
con golondrinas en flor,
y en la flor un Continente
flotando en el universo,
con una letrero oxidado:
"Para el lejano azul, por el hilo dorado de lo
eterno"

Wednesday, April 11, 2007

Angel de Fuego


I
Introducción

En la preeminencia de mi conextensión prenatal, formado mi mundo desde los interiores espacios siderales, analizando la consecuencia de todos mis esfuerzos, dada la posición, no obstante la tenacidad del color, la objetiva aunque abstracta manifestación de las formas, eran, sin menoscabar su sortilegio, docta inclinación a mis actuales consideraciones; recias características delimitaban en aquel entonces los ruidos ahuecados del devenir, primario a todas luces, pero invadido por el bullicio del paraíso inexplorado; aquí un gineceo en la armonía de su color, incitando la congénita avidez del colibrí, los gritos de colores brillantes, la destreza núbil de sus vuelos, la interjección del papagallo silenciando la escena al estallar de su aderezo, y sobre las rocas de musgo verde olivo, lagartijas ensanchando su capacidad calorimétrica en las emanaciones clorofílicas, todo un concurso sin tacha, fermento sagrado de una existencia germinando al auspicio jerárquico de sus reinos, todo floreciendo bajo una veladura, pretensión de mis estímulos hacia formas más puras de belleza, ruidos de luz, tercia sutilidad, ternura de sus ramas prodigándome frescura bajo los auspicios de una nueva asistencia, consideración circunscrita bajo una conciencia superior, acuciada por los ecos de la intuición más secreta, facciones deliberadamente claras al arbitrio de mis juicios, no exentos de una asistencia relativa en las ambivalencias del prodigio; sutilidad inefable, tranquila lucidez concepción del sinfín el pensamiento girando flotante en el deseo, y repitiéndose la conclusión, el amor exhausto coronándose de Gracia bajo las clarividencias de la palabra; afuera el sol brillante entre estación y tiempo, entre tiempo y espacio, y el intacto regocijo de los pájaros bebiendo de las fuentes junto a la abeja y la libélula, y el afán curioso de la vespertina hormiga silenciando sus misterios debajo de la tierra, ritmo habitable de los elegidos al encontrarse con el mundo, trama admirable en el encanto de la magia.


II

El vacío cimbrándose al compás de ritmos
primigenios
las percusiones filtrándose por los tímpanos
invadiendo tus ojos de un fuego fatuo
transitorio, brillante como el contrapunto
del fagot
el hormiguero acuciante con la ira de la sangre
por dentro
pálidos fantasmas surcando los rostros
en el relumbre de sus crímenes
inéditos aún en su conciencia vegetal
vírgenes fallidas en el descanso de su demencia
más grávida por la sorpresa del alba
disolviéndose en distorsiones con el humo,
en la materia grisácea voces recordando su
sexo como idea erótica
implícita masturbación al libre arbitrio;
Pitecanthropus, ha sido allanada tu caverna
por farsantes
ellos nada tienen que ver contigo, y
sin embargo te imitan,
tú eras puro en tu apariencia bestial
estos son bestialmente impuros en su
apariencia
evolucionada; no intentes el retorno,
permanece adherido a tu isla
como tus muslos a las altas botas con piel de
cabra
como tu corazón al silbo de los gamos
como locura apasionada en la cordura de un
interior deleite
recordando el estragón o la cereza
como la tarde primera de tu resurrección al
mundo de los vivos.



III

Ya esa voz profunda y poderosa
se había manifestado por el encanto de su
revelación;
potros de indómita blancura
golpeaban la puerta dorada de tus sueños
el tercer cielo circundado por rostros de
belleza iracunda,
abría sus puertas dejándote presenciar
las vastedades insondables del pensamiento
formas múltiples de la energía congelada,
compactas, dinámicas organizaciones de las
colonias siderales
y más allá de toda consideración bastarda
los juicios de forma para asentar tus pasos
por laberintos inmortales
todo abasado en andamiajes de luz
ultramares y plúmbagos, gualdas y bermellones
musicando el hábito del ritmo al vuelo de las
nubes,
pájaros inmensos despojados de malicia
retocando la imagen de la razón abstracta
singular contenido de toda fuente lógica,
configuración parabólica de tus divagaciones
cuando por la nostalgia sorprendido, el acceso
intentabas al pasado
bazar inagotable de arqueologías inéditas
sometidas, recapturadas, sueños adentro del
espíritu
donde los datos bitacóricos muestran
presencias trashumantes
obituarios perdidos en las reliquias del recuerdo.



IV

Así, desvirtuando anhelos ante la inobjetividad
de la inconciencia
seguiste explícita, felizmente la formación,
transformación
y el estallar chirriante del plancton
surgiendo desde profundidades innombrables
puro, desconocido, alucinado, en hermosos
espejos intuitivos;
exaltando el fantasma del follaje con amoroso
sortilegio
fuego estremecido en los humanos misterios
como una rosa de luces cardinales
deslizando suavemente su comba claridad
sobre el rubidio salobre de los sexos
espacio, tiempo, delante de Tí, secretamente
aspirando tu clemencia.

V

Y ese peligro morado avanzando lentamente
vastas comunidades inconscientes, insomnes
en la escala creciente de sus automatismos
reversibles
turbados por el fulgor científico de sus
posibilidades infinitas,
víctimas comieron de dioses muertos
y el fuego crujió retorciendo su cólera
ascuas de azoro sus ojos se tornaron
refugio buscaron vacilantes en su devastación
sólo crujir de grillos en su rastro,
pensamientos contaminados por la hiel
husmeando muladares de pretéritos quehaceres.


VI

Después la espera en la historia de los espacios
siderales
ataviado el espíritu con los rigores
numismáticos
bajo creciente silenciosa y sagrada en la
individualidad del espíritu
girando en armonía la vida viajaba en campos
solares
amplios corredores reverdecían aromatizando
el pensamiento
estímulos en el reverbero de alta consideración
amorosa,
conciencia increada cabalgando alas de ángel
belleza bestial que el alma llama Realidad,
mansión de delicias filtrándose en el bosquejo
de su prosperidad
donde andróginas, mudas piedras mágicas
refulgen en el espejo del espíritu, azul de ondas
salinas su inocencia.

VII

Ahora bien: cuando el tiempo grita en el
pecho como en la playa el mar,
constituyendo en la mujer con lucidez
insobornable
gótica estructura en medio de las piernas
como zodíaco repentino
en la misión concluyente del destino,
revelador, oculto
hipnotizado en el brillo de los ojos, filo mortal
entre el Ser y la Nada
manojo de razones devorados por solitario
vocablo AMOR...
luego una sensación a rito sandálico invadiendo
las vías parasimpáticas
y más allá, inclinada en la ribera
la primavera doraba su dorso de venus,
recostada levemente sobre azules violetas,
mientras el Misterio aderezando sus promesas
engendraba las fiestas con un pacto de
sabiduría.



VIII

Sin más...; por el momento...
con el tiempo abolido en el punto medio de
la conciencia
viajo como el rumor de un resultado,
sencillamente expreso ansiedad de perfección
y belleza
en el cauce vertiginoso de un estereotipo
desolado por multitudes civilizadas,
disfrazar, abyectar, destruir son características
de los juegos actuales,
temerarios, obsecados, persisten como hábitos
conjurados
pormenores desnudos violados por
microscópica mirada;
árbol diluido en la abstracción de notable
observancia
bullen oscuramente en Ti, inviolable
atónita luz
como rapaces confundidos en la cauda de sus
lacerados atavíos.

IX

Calafateando pensamientos
el exorcio despliega su frescura,
refugio trazado en la navegación alta del
espíritu;
Allí he visto la furia del mar arremolinarse y
estallar
inmisericorde bajo el silencio, mientras
impertérritos
los albatros siguiendo la secuencia del ritmo
sobre las crestas meditaban
altísima dignidad del Ser sobre la tierra.



X

Con el silencio que llenan todas las palabras
leve rumor bajo claridad inminente en la
infinita placidez,
algo así: como pájaros marinos al amparo del
cielo;
en el envés, constelaciones acechando los
flancos del símbolo
crujir de sedas en el vagabundeo rastreador de
la espuma de las últimas alas
agua sierva en exaltación turquesa
misterio bajo el tiempo preservado por el
movimiento
homenaje del mar, diseño de figuras bellamente
decoradas
contornos para una imagen aromosa, laurel o
genciana en el recuerdo;
y las abluciones en las rocas melladas.
Estallando sobre cariátides de cuencos
esmeraldas
todo un concurso de poder en la purificación
del espíritu
reflejo tierno curvando tu lucidez
más azul que el gualda de una virgen,
invulnerada como la santidad sumergida en las
catástrofes del tiempo;
luego el asceta tocaba con gusto de frambuesa,
la iridiscente magnificencia del amor
clarividente, silencioso
pronunciado en la fuga de su parábola
para estallar en ojo magnífico,
concepción receptácula
conclusión expresando su cosmogonía
tiempo, conciencia de la eternidad
metamorfosis abstracta de los pensamientos.

XI

Experiencia del conocimiento, signos,
imágenes de lo inefable, sus alas extendiendo
como frescas ramas,
y el alma examinando, comprendiendo en la
belleza
el goce arabesco de las olas;
virtud de largo alcance en tus facciones
cabellera dorada por la sabiduría,
alquimia secreta ungiendo en los labios un
gusto de horizonte
abstracciones videntes
acechando en la atmósfera sedimentos de
augurios insondables;
así, el mar se perpetúa en la acción cotidiana
reflexiva autoconciencia del más en el menos,
voces vagamente perdidas en el eco simbólico
de la añoranza,
cruce terrible en la razón de la objetividad
imagen del espacio interespacial;
y como espléndida salutación, la destreza
invadiendo el espíritu
secreta perfección hablándome por tu tierna
sonrisa.

XII

Atmósfera azul de ungüento aromático
pájaros encendiendo con sus gritos inéditos
sentidos
y en el silencio de mis reflexiones
hermosos delfines zambullendo su pecho
en la persecución de su alegría
su discurrir muy cerca del estrépito del
corazón,
absorto en la visión
maravillado en el ritmo de su destreza
cubierto por la trama del oleaje me dije:
mar corroborado en mi presencia
mar cubierto con el satín delicado de un dios
olibano aromoso en los conductos de tus
interiores secretos
y ese dios palpitante jadeando
como un héroe fustigado por su proeza
acometiendo suavemente
cálidas yedras trepando a mis tobillos
y el aliento del sol como un lince
olfateando mi dorso bronceado;
hora crepuscular, grises vésperos
rosas pálidos reflejados bajo el fluir del agua
y buscando su alimento en el ir de las olas
las zancudas probando una y otra vez su
destreza
interceptada por la fuga constante de su cuello
y como desmembrándose de su comprensión
superior
el viento trazaba los sueños de su infancia.

XIII

Remembranzas de antiguas conciencias
que afirman, niegan, descifran, aclaran
voces en el espejo de mi inteligencia
lo que al rito adviene en sagrado misterio
a las sabidurías altísimas
a través de pormenores estéticos
formando criptocracias en compactos círculos de
luz iónica
y flameando las fuerzas arrítmicas de ese
sonido...
que ilumina, suspende, en mis objetos esféricos
un don invulnerado
concentraciones magnéticas en el cruce de mi entrecejo
me galvanizan en sus designios.
¡Abrid las compuertas sublime especie de
caracola marina!
escuchad, fantasmas de hora tercia
engendradores de perpediculares luctuosas
donde los enebros floridos de vuestra gravedad
estallan en compacta amargura;
odio mimético en lo perfectamente hermoso,
húmeda manifestación, rumoroso rastro de las
olas henchidas;
dejad que la cantata del mar invada las naves
de ese sagrado templo de vuestro cuerpo,
por ahora receptáculo de variada escatología,
donde al grito del albatros y la gaviota,
la lobreguez en la mirada apague su réquiem
por la contraria posición
que es allí adonde nace la llama del verdadero
encanto;
fue alguna vez el tres antes que el dos
el hombre antes que dios, la mentira antes que
la verdad
la muerte antes que la vida.

XIV

Por la piedad de vuestros deudos
abolid en la antimateria los hábitos de violencia
antes bien, estallad en sollozos
ante el temblor inmensamente tierno
del follaje reverdecido por el milagro de la
fotosíntesis
en el sol dorado como pensamientos amorosos
y recortando sus contornos el cielo anuncia
infinitas posibilidades
milenarias vidas en una sola concentración
azul suavísimo tan discretamente limpio
que dan ganas de llorar
luego los misterios comunicando mensajes
a plena luz
en la indiscreta promiscuidad de la calle,
por la palabra;
desolado, confundido, rastreando basuras,
de los estables vergüenza; dolorosa espina para
el libidinoso
azote del perverso, morbo de la viuda
ambivalencia antagónica del temerario,
gloria y mérito para el virtuoso y el santo
contemplad irritados, reverentes, atónitos,
la ingravidez, prodigio reflejado
sombra de alas poderosas, abismo de las cosas
transparente movilidad en la lejana intuición,
cordial bienvenida,
ventura de la humillación y el dolor,
secretas formas de ser en apariencias fragantes
y como símbolo perfecto en el anillo de su
mano
el hálito incompleto de esencias trascendentes,
conocido en los estratos especializados
puramente como accidentes psicosomáticos
caleidoscopio en las debilidades civilizadas.

XV

Visión ictiológica del mundo
activa mutación en los centros erógenos de
productividad febril
aliciente térmico de los desheredados
ámbitos eróticos ricos en imágenes, color,
ruido,
y dentro el miedo acrecentándose en los
intestinos
en forma compacta homogénea
fertilidad futura de diezmadas civilizaciones
ocultos pactos con la sabiduría
objetiva en principio, difusa conquista
presente.
El tránsito eficaz entre dos vidas; naturalezas,
escenarios distintos es el trazo erecto
dificultad proverbial para expresar las formas
vitales
autoevidencia en el abismo clarividente de la
acción
mas, procurando una ágata preciosa
condición sine qua non para deslizarse
ingrávido por lejanas estrellas
el cosmos se circunscribe cada noche a tu
arbitrio:
aquí sabores solidificados flotando soberbios
como iceberg,
allá conciencias maestras chasqueando el
fuete en relámpagos psíquicos
y sus rayos atraviesan con colores
meditaciones proféticas
elevando su visión como antediluvianos tras la
rendija del tiempo
almagestos celestes pletóricos en sus cultos
comunicados
sólo para los cifrados en clave,
bandadas de dicha refulgiendo frenéticamente
en alas milagrosas
construcciones abrumadoras en tonos pálidos
sonoras facciones enigmáticas,
nieblas irracionales significadas por un enfoque
instintivo
siniestras esparcen aromas de ternura
refugio primordial de las causas comunes
temor de la expresión puramente racional;
así: cuerpo y espíritu en constante inmersión
purifican su imagen
fructífera simbólicamente, laberíntica
infección en la perenne inmunidad
claros torrentes de luz imponiendo sus cábalas
mágicos vaticinios en las leyes del misterio
ritmo elocuente en la fragancia de su
insondable belleza.

XVI

Formas de un porvenir sobrevivido en las
edades
egregias rituales ensordecedoras proféticas
clamando exorcios en la intimidad divina
conjeturas de esa inteligencia perfecta acuciada
por imágenes
inquietante medida del esfuerzo
relativo al ser aéreo ciñendo la verdad
contenida perpetuamente en su contrario
Inmemoriales caudas de luz inmarcesible, obra
fulgurante
trazos que centellearon con exactas
matemáticas
en la perfección incisiva de tus reinos
clarividente contingencia humana
y aún después de la catástrofe por agua,
pactaste con trazos de color siete hermosas
parábolas
en un cielo alborozado, dichoso
que fueron desde tu corazón, pleno de amor
al fustigado
criaturas inferiores como todo hálito de vida
sobre la tierra
argumentaron la omnipresencia sabia de tu
clemencia
clamores marsupiales, primates felinos
se sumaron al estrépito terráqueo
densos vapores ascendieron su ira sosegada
hasta el halcón y el águila iniciando la
búsqueda de posibles moradas
luego leves rumores al anochecer, huellas
predadoras,
arrítmicos lamentos en el melancólico clamor
del rinoceronte y el búfalo
después sólo el sigilo de un espíritu terrible
grandioso...

XVII

Incertidumbre en la armonía
carencia de principios en la unidad de esa
galaxia científica
para revelar en el todo facciones serenísimas,
rueda resplandeciente del sinfín
tramando lo levemente presentido como
un dato previsto
realizándose por la continuidad en la disciplina
de una total entrega
a esa forma de ser antes del tiempo,
en el tiempo dibujando tras la comisura de la
gracia
lo inaudito de su naturaleza,
así: jugando con vuestra vanidad, forma de
poder supuesto mágico,
por los vastos muladares, nuestra delicia
con todo género de abusos para abolir la
libertad,
en el hombre dignidad, cercanía de su imagen
a ese surtidor de vivas realidades,
no fracciones paradisíacas sino más bien el
universo
en la totalidad de sus funciones, no frías
contiendas
posesión enajenada del absurdo y la muerte;
odio ante el amor, la bondad, la belleza
doncellas castísimas en la gratuita caridad
del soberano altísimo Señor de las estrellas
sustentador de todas las galaxias.

XVIII

Escuchad terrenautas: no es solamente ese
símbolo de la objetividad
susurrando su grandeza interior
que espera rescatarse por vuestro mérito,
otros mundos palpitan aleteando su
inmensidad
en los huecos inéditos de la memoria absoluta
husmead las consteladas formas de la razón
como activo principio en la instancia fugaz
rumbo a desconocidos parajes,
tantas veces intuidos en el amor o en la belleza
expresiones circulares de esa iluminada
amplitud sobre los pensamientos.
Tocad el aterrado sollozo del verdor pisoteado
las prematuras visiones del niño silbando
como serpientes
en el estallido de los odios fraternos,
congregaciones humanas devoradas por el
hambre y la peste
sedientas fauces donde el beneplácito general
obtuvo dividendos acrecentados, vigorizando
el exterminio
con refinada inconciencia, mientras luces
superiores
eran asimiladas por olvidadas voluntades
miméticas en humildes suburbios;
potestades electromagnéticas describiendo a
entera satisfacción
programas de ritmo, acoplamiento y
desarrollo
en la clarividencia secreta de honestos
corazones,
enojo y estupor para el soberbio
por antonomasia confundido
aunque destacado en los residuos de elección.



XIX

Lento, difícil avance en la convivencia y
progreso
líneas que al cruzarse originan un punto,
centros sustituyendo los contrarios signos
en estadio magnífico, acrisolados sedimentos
étnica antropológica en la historia de la
eternidad
extendiendo delicadamente sus mágicas
sorpresas
al paso de lo cotidiano, asequible como una
rosa de lógicas razones
mas: conjeturado con un lince en la intuición
aroma trigonométrica en la ribera de los
cálculos
diferenciados en la maleabilidad de mis
arbitrios.
Acciones subterráneas en las raíces del planeta,
formas, aromas, colores, en silencio
trasmutando implícitas tareas
universos invisibles interpretando a perfección
sinfonías siderales
protones y electrones en místico lenguaje,
tejiendo delicados filamentos
composiciones en claros designios fecundando
los sistemas microgenéticos
sabias plasmáticas visiblemente inteligentes
determinando las condiciones al contacto
ambiental
géneros y especializaciones de alta precisión,
trepadoras, sensitivas razantes
receptores detectando la comunicación solar
hálitos multifolios emanando de su carácter
transitorio
donde el canto del acrídido alterna su
frecuencia frotando sus antenas
por sus ondas sonoras llega el mensaje al gato
montaraz, a la perdiz,
al búho, al halcón, al águila y al tigre
en silencio nocturno formando conciliábulo.



XX

Velado crepitar, susurro en la hojarasca
recursos mnemotécnicos de la naturaleza
espíritu de gloria circundando la atmósfera
majestad inédita del cielo enalteciéndose en la
dignidad del pensamiento
así tras los linderos del sueño el hombre se
solaza,
se significa la castidad como forma pura de
conocimiento
la creación devela sus poderes mágicos
desde distancias luz atrayendo objetos
inaprehensibles
a la condición humana,
ávida fascinación, desempeño admirable
fantasma azul de alas rumorosas
presidido por su inteligencia cósmica.

XXI

Especies, genéricas especificaciones
y cuerpos se atrajeron en razón directa a sus
volúmenes
y en razón inversa al cuadrado de su distancia;
fue así como los mares ubicaron su densidad
establecieron sus confines,
inmensas superficies desalojadas originaron los
desiertos
ígneas energías originaron pétreas cumbres de
cimas escarpadas
estratégicamente espíritus de rigor escrutaron
las distancias
familias rapaces aletearon desasosegadamente
remontaron la dimensión en todas
sus direcciones
mientras el sol brillante, espléndido anunciaba
desconocidas vivencias.

XXII

Preciencia del zahorí
a tu contacto visiones ozónicas
en premonitorios palimpsestos raquídeos
oficio dentrítico altamente calificado
centros de sagrada especialización
profundidad en su exaltada presencia,
propósito magnético
reencuentro con los astros desplegado el
plumaje celeste
transformada energía, atesorador biológico
en los abismos del espíritu
donde los efluvios del alba persiguen mi trote
armónico
curso florido ramoneado con hojas de laurel:
disolvente virtud volátil en su curso
críptica en el paisaje, mas precisa y clara con
la piedra del poder
ígneo principio, olor de la negrura
no sensible al olfato, sino al entendimiento.

Tuesday, April 10, 2007

De los Ritos Luminosos

Para ubicar un punto de partida cósmico
es absolutamente necesario
preparar una base.

Sin ella se precipitará a la gravedad
la inducción de sensibilidad
queda obstruida, el avance es negativo;

con admirable base
la preparación puede ubicarse
circularmente, o en su efecto líneas,
la comunicación
a los puntos fijados
descorre el velo metafísico
de la naturaleza el planteamiento orgánico
queda claro, en seguida
se desvanece la trama
interceptando el error,
y la nupcia se reanuda
entre el hombre y lo invisible.

De la Vida y la Luz

Como se anuncian los vaticinios luminosos:
con alas transparentes, sin ruido
silbadores en su misterio como serpientes
embrujadas
ahítas por franquear el cielo vasto que las
retiene
en parabólicos vaivenes
de aderezados navíos sin nombre
y al conjuro de secretos trazos
en la invertida palma,
saltan a ti cual acridios en trance
estas palabras toda ternura
toda mesura, todo amor
toda anunciada comprensión
en el viento de toronjil y azahar,
cielo maravilloso del templo de los dioses
por ahora con los ojos cerrados hacia dentro
reconociendo y deslizando en las formas
el sortilegio clave del encuentro,
allí con lívido ropaje
zambulliré mi frente hasta encontrar tus ojos.


Om

Es representativo
Del aspecto más elevado de Dios;
Cuando el aspirante lo pronuncia
Su resultado es la liberación.
Continuando su ascenso
Por el canal central,
La energía vibratoria
Es cambiada a un estado denso.
En esta forma emerge
De la garganta como sonido articulado.
Diez son los sonidos
Que se albergan en su protonúcleo
Rugido del océano
Trueno
Ruido de circulitos de plata
Sonido combinado del Universo
Tono de toda la creación.
En el Valle Sagrado

La tabla de Esmeralda ha sido mal
interpretada cuando dice:
el Sol es su padre, la Luna es su madre,
el viento lo ha llevado
en sus entrañas,
la Tierra es su nodriza, se refiere al proceso
alquímico
y a los cuatro elementos (fuego, agua, aire
y tierra).
En cuanto a nosotros, la tierra es nuestra
madre. Nada más natural
que buscar en ella misma nuestros templos,
cuerpos y preguntarle
cuál es la primera y la segunda de sus diosas:
Esmeralda y Turquesa.

Allí lo esperan las fuerzas telúricas para
devolverle la salud física
y allí lo esperan también las fuerzas cósmicas,
para devolverle
su perfección psicológica primitiva. Después
de hacer el "camino de
la tierra" volverá el héroe a las profundidades
a purificarse
en la muerte. Saldrá de ella, al tercer día, en
su segundo nacimiento
"a comer del Árbol de la Vida, el que está en
el centro del Paraíso
de Dios", será como los dioses. Estará apto
para, unido ya a lo femenino,
desaparecer en el superhombre.

Como la tarde primera de tu resurrección
al mundo de los vivos "llorar si hay que
llorar, mas hacedlo como la
fuente escondida, no interrumpir el ritmo del
silencio, esa es la Ley".

"Olor de la negrura, no sensible al olfato, sino
a la inteligencia cósmica."
En el reino mineral del óxido de cromo al
silicato de alúmina,
en el mar pez hermoso, antigrave y sutil en el
viento,
sagrada aroma en la respiración y sobre la
palma de una hoja
a la hora del alba, coronándose de rocío
matinal, un prodigio
del cielo, cinco adiciones a su virginidad, las
dos restantes
al espectro y a su vuelo. Colibrí, esmeralda y
turquesa
¡para ti sea la honra y la gloria!


Introducción

La energía macrocósmica catalizada en el
cerebro por la verdad interior
sin unidad, sin disciplinas equivalentes, es
demasiada y continua en su velocidad
para fijar el dato necesario.
Las ribosomas, ante el torrente incontenible
de datos circulares,
queda bloqueada sin comunicación, permanece
como razón lógica,
al cerebelo no llegan más que sensaciones
nerviosas,
escatología del gran bullicio terrenal,
es más rápida la inteligencia cósmica
que la destreza erudita del intelectual.

Uno y una... luego el dos nacer y crecer,
razones dialécticas
cualidades de formas
que integran un objeto,
regidas por las contradicciones
que la constituyen

En la adición...

En la adición de un proceso animal
permanecemos
en la animalidad,
divididas conciencias sin llegar al Amor,
caídas en su más bajo nivel las fuerzas
del Espíritu Santo, actuarán para la
procreación
de los hombres, animales, vegetales,
minerales,
divididas en dos sexos,
perdida la felicidad animal,
sin alcanzar la felicidad eterna
somos hombres de pretensiones vanas.
(¡Oh gran corrector
de los tiempos enormes
Socabador de los estados
que curas con sangre
la tierra cuando está enferma,
y alivias al mundo
del exceso de gente!)
¡Qué obra maestra
es el hombre!
Cuán noble por su razón
¡Cuán infinito
en facultades!
En su forma y movimiento
cuán expresivo
y maravilloso
En sus acciones
¡qué parecido a un ángel!
En su inteligencia
¡qué semejante
a un dios
la maravilla
del mundo
el arquetipo
de los seres!
Poema inedito

De Cerebro circular. Semen


I

Lo que se proyecta
por el verbo
y se trasciende
por el espíritu
origina obra maestra.


II

Para la estimus
glándula primera en la eternidad.



Semen

Para manejar los sentidos corporales
cerebro circular
veintiocho circunvoluciones cerebrales
la energía desplazándose del centro a la periferia
cien millones de fotocélulas actuando.

Hermosa mañana
forma musical
la amistad constituyendo
elipsis perfecta en la mujer
la energía entrando en órbita.





III

Equilibrando el metabolismo
en los hemisferios cerebrales
con unidad interior
sequedad fragante.

Las órdenes que llegan
al sistema nervioso central
de las glándulas de secreción interna
constituyen en los microorganismos
que llevan los mensajes al cerebelo
iluminación supermágica
en los centros de energía.
La circunvolución entra en acción.






.
...