Angel de Fuego
I
Introducción
I
Introducción
En la preeminencia de mi conextensión prenatal, formado mi mundo desde los interiores espacios siderales, analizando la consecuencia de todos mis esfuerzos, dada la posición, no obstante la tenacidad del color, la objetiva aunque abstracta manifestación de las formas, eran, sin menoscabar su sortilegio, docta inclinación a mis actuales consideraciones; recias características delimitaban en aquel entonces los ruidos ahuecados del devenir, primario a todas luces, pero invadido por el bullicio del paraíso inexplorado; aquí un gineceo en la armonía de su color, incitando la congénita avidez del colibrí, los gritos de colores brillantes, la destreza núbil de sus vuelos, la interjección del papagallo silenciando la escena al estallar de su aderezo, y sobre las rocas de musgo verde olivo, lagartijas ensanchando su capacidad calorimétrica en las emanaciones clorofílicas, todo un concurso sin tacha, fermento sagrado de una existencia germinando al auspicio jerárquico de sus reinos, todo floreciendo bajo una veladura, pretensión de mis estímulos hacia formas más puras de belleza, ruidos de luz, tercia sutilidad, ternura de sus ramas prodigándome frescura bajo los auspicios de una nueva asistencia, consideración circunscrita bajo una conciencia superior, acuciada por los ecos de la intuición más secreta, facciones deliberadamente claras al arbitrio de mis juicios, no exentos de una asistencia relativa en las ambivalencias del prodigio; sutilidad inefable, tranquila lucidez concepción del sinfín el pensamiento girando flotante en el deseo, y repitiéndose la conclusión, el amor exhausto coronándose de Gracia bajo las clarividencias de la palabra; afuera el sol brillante entre estación y tiempo, entre tiempo y espacio, y el intacto regocijo de los pájaros bebiendo de las fuentes junto a la abeja y la libélula, y el afán curioso de la vespertina hormiga silenciando sus misterios debajo de la tierra, ritmo habitable de los elegidos al encontrarse con el mundo, trama admirable en el encanto de la magia.
II
El vacío cimbrándose al compás de ritmos
primigenios
las percusiones filtrándose por los tímpanos
invadiendo tus ojos de un fuego fatuo
transitorio, brillante como el contrapunto
del fagot
el hormiguero acuciante con la ira de la sangre
por dentro
pálidos fantasmas surcando los rostros
en el relumbre de sus crímenes
inéditos aún en su conciencia vegetal
vírgenes fallidas en el descanso de su demencia
más grávida por la sorpresa del alba
disolviéndose en distorsiones con el humo,
en la materia grisácea voces recordando su
sexo como idea erótica
implícita masturbación al libre arbitrio;
Pitecanthropus, ha sido allanada tu caverna
por farsantes
ellos nada tienen que ver contigo, y
sin embargo te imitan,
tú eras puro en tu apariencia bestial
estos son bestialmente impuros en su
apariencia
evolucionada; no intentes el retorno,
permanece adherido a tu isla
como tus muslos a las altas botas con piel de
cabra
como tu corazón al silbo de los gamos
como locura apasionada en la cordura de un
interior deleite
recordando el estragón o la cereza
como la tarde primera de tu resurrección al
mundo de los vivos.
III
Ya esa voz profunda y poderosa
se había manifestado por el encanto de su
revelación;
potros de indómita blancura
golpeaban la puerta dorada de tus sueños
el tercer cielo circundado por rostros de
belleza iracunda,
abría sus puertas dejándote presenciar
las vastedades insondables del pensamiento
formas múltiples de la energía congelada,
compactas, dinámicas organizaciones de las
colonias siderales
y más allá de toda consideración bastarda
los juicios de forma para asentar tus pasos
por laberintos inmortales
todo abasado en andamiajes de luz
ultramares y plúmbagos, gualdas y bermellones
musicando el hábito del ritmo al vuelo de las
nubes,
pájaros inmensos despojados de malicia
retocando la imagen de la razón abstracta
singular contenido de toda fuente lógica,
configuración parabólica de tus divagaciones
cuando por la nostalgia sorprendido, el acceso
intentabas al pasado
bazar inagotable de arqueologías inéditas
sometidas, recapturadas, sueños adentro del
espíritu
donde los datos bitacóricos muestran
presencias trashumantes
obituarios perdidos en las reliquias del recuerdo.
IV
Así, desvirtuando anhelos ante la inobjetividad
de la inconciencia
seguiste explícita, felizmente la formación,
transformación
y el estallar chirriante del plancton
surgiendo desde profundidades innombrables
puro, desconocido, alucinado, en hermosos
espejos intuitivos;
exaltando el fantasma del follaje con amoroso
sortilegio
fuego estremecido en los humanos misterios
como una rosa de luces cardinales
deslizando suavemente su comba claridad
sobre el rubidio salobre de los sexos
espacio, tiempo, delante de Tí, secretamente
aspirando tu clemencia.
V
Y ese peligro morado avanzando lentamente
vastas comunidades inconscientes, insomnes
en la escala creciente de sus automatismos
reversibles
turbados por el fulgor científico de sus
posibilidades infinitas,
víctimas comieron de dioses muertos
y el fuego crujió retorciendo su cólera
ascuas de azoro sus ojos se tornaron
refugio buscaron vacilantes en su devastación
sólo crujir de grillos en su rastro,
pensamientos contaminados por la hiel
husmeando muladares de pretéritos quehaceres.
VI
Después la espera en la historia de los espacios
siderales
ataviado el espíritu con los rigores
numismáticos
bajo creciente silenciosa y sagrada en la
individualidad del espíritu
girando en armonía la vida viajaba en campos
solares
amplios corredores reverdecían aromatizando
el pensamiento
estímulos en el reverbero de alta consideración
amorosa,
conciencia increada cabalgando alas de ángel
belleza bestial que el alma llama Realidad,
mansión de delicias filtrándose en el bosquejo
de su prosperidad
donde andróginas, mudas piedras mágicas
refulgen en el espejo del espíritu, azul de ondas
salinas su inocencia.
VII
Ahora bien: cuando el tiempo grita en el
pecho como en la playa el mar,
constituyendo en la mujer con lucidez
insobornable
gótica estructura en medio de las piernas
como zodíaco repentino
en la misión concluyente del destino,
revelador, oculto
hipnotizado en el brillo de los ojos, filo mortal
entre el Ser y la Nada
manojo de razones devorados por solitario
vocablo AMOR...
luego una sensación a rito sandálico invadiendo
las vías parasimpáticas
y más allá, inclinada en la ribera
la primavera doraba su dorso de venus,
recostada levemente sobre azules violetas,
mientras el Misterio aderezando sus promesas
engendraba las fiestas con un pacto de
sabiduría.
VIII
Sin más...; por el momento...
con el tiempo abolido en el punto medio de
la conciencia
viajo como el rumor de un resultado,
sencillamente expreso ansiedad de perfección
y belleza
en el cauce vertiginoso de un estereotipo
desolado por multitudes civilizadas,
disfrazar, abyectar, destruir son características
de los juegos actuales,
temerarios, obsecados, persisten como hábitos
conjurados
pormenores desnudos violados por
microscópica mirada;
árbol diluido en la abstracción de notable
observancia
bullen oscuramente en Ti, inviolable
atónita luz
como rapaces confundidos en la cauda de sus
lacerados atavíos.
IX
Calafateando pensamientos
el exorcio despliega su frescura,
refugio trazado en la navegación alta del
espíritu;
Allí he visto la furia del mar arremolinarse y
estallar
inmisericorde bajo el silencio, mientras
impertérritos
los albatros siguiendo la secuencia del ritmo
sobre las crestas meditaban
altísima dignidad del Ser sobre la tierra.
X
Con el silencio que llenan todas las palabras
leve rumor bajo claridad inminente en la
infinita placidez,
algo así: como pájaros marinos al amparo del
cielo;
en el envés, constelaciones acechando los
flancos del símbolo
crujir de sedas en el vagabundeo rastreador de
la espuma de las últimas alas
agua sierva en exaltación turquesa
misterio bajo el tiempo preservado por el
movimiento
homenaje del mar, diseño de figuras bellamente
decoradas
contornos para una imagen aromosa, laurel o
genciana en el recuerdo;
y las abluciones en las rocas melladas.
Estallando sobre cariátides de cuencos
esmeraldas
todo un concurso de poder en la purificación
del espíritu
reflejo tierno curvando tu lucidez
más azul que el gualda de una virgen,
invulnerada como la santidad sumergida en las
catástrofes del tiempo;
luego el asceta tocaba con gusto de frambuesa,
la iridiscente magnificencia del amor
clarividente, silencioso
pronunciado en la fuga de su parábola
para estallar en ojo magnífico,
concepción receptácula
conclusión expresando su cosmogonía
tiempo, conciencia de la eternidad
metamorfosis abstracta de los pensamientos.
XI
Experiencia del conocimiento, signos,
imágenes de lo inefable, sus alas extendiendo
como frescas ramas,
y el alma examinando, comprendiendo en la
belleza
el goce arabesco de las olas;
virtud de largo alcance en tus facciones
cabellera dorada por la sabiduría,
alquimia secreta ungiendo en los labios un
gusto de horizonte
abstracciones videntes
acechando en la atmósfera sedimentos de
augurios insondables;
así, el mar se perpetúa en la acción cotidiana
reflexiva autoconciencia del más en el menos,
voces vagamente perdidas en el eco simbólico
de la añoranza,
cruce terrible en la razón de la objetividad
imagen del espacio interespacial;
y como espléndida salutación, la destreza
invadiendo el espíritu
secreta perfección hablándome por tu tierna
sonrisa.
XII
Atmósfera azul de ungüento aromático
pájaros encendiendo con sus gritos inéditos
sentidos
y en el silencio de mis reflexiones
hermosos delfines zambullendo su pecho
en la persecución de su alegría
su discurrir muy cerca del estrépito del
corazón,
absorto en la visión
maravillado en el ritmo de su destreza
cubierto por la trama del oleaje me dije:
mar corroborado en mi presencia
mar cubierto con el satín delicado de un dios
olibano aromoso en los conductos de tus
interiores secretos
y ese dios palpitante jadeando
como un héroe fustigado por su proeza
acometiendo suavemente
cálidas yedras trepando a mis tobillos
y el aliento del sol como un lince
olfateando mi dorso bronceado;
hora crepuscular, grises vésperos
rosas pálidos reflejados bajo el fluir del agua
y buscando su alimento en el ir de las olas
las zancudas probando una y otra vez su
destreza
interceptada por la fuga constante de su cuello
y como desmembrándose de su comprensión
superior
el viento trazaba los sueños de su infancia.
XIII
Remembranzas de antiguas conciencias
que afirman, niegan, descifran, aclaran
voces en el espejo de mi inteligencia
lo que al rito adviene en sagrado misterio
a las sabidurías altísimas
a través de pormenores estéticos
formando criptocracias en compactos círculos de
luz iónica
y flameando las fuerzas arrítmicas de ese
sonido...
que ilumina, suspende, en mis objetos esféricos
un don invulnerado
concentraciones magnéticas en el cruce de mi entrecejo
me galvanizan en sus designios.
¡Abrid las compuertas sublime especie de
caracola marina!
escuchad, fantasmas de hora tercia
engendradores de perpediculares luctuosas
donde los enebros floridos de vuestra gravedad
estallan en compacta amargura;
odio mimético en lo perfectamente hermoso,
húmeda manifestación, rumoroso rastro de las
olas henchidas;
dejad que la cantata del mar invada las naves
de ese sagrado templo de vuestro cuerpo,
por ahora receptáculo de variada escatología,
donde al grito del albatros y la gaviota,
la lobreguez en la mirada apague su réquiem
por la contraria posición
que es allí adonde nace la llama del verdadero
encanto;
fue alguna vez el tres antes que el dos
el hombre antes que dios, la mentira antes que
la verdad
la muerte antes que la vida.
XIV
Por la piedad de vuestros deudos
abolid en la antimateria los hábitos de violencia
antes bien, estallad en sollozos
ante el temblor inmensamente tierno
del follaje reverdecido por el milagro de la
fotosíntesis
en el sol dorado como pensamientos amorosos
y recortando sus contornos el cielo anuncia
infinitas posibilidades
milenarias vidas en una sola concentración
azul suavísimo tan discretamente limpio
que dan ganas de llorar
luego los misterios comunicando mensajes
a plena luz
en la indiscreta promiscuidad de la calle,
por la palabra;
desolado, confundido, rastreando basuras,
de los estables vergüenza; dolorosa espina para
el libidinoso
azote del perverso, morbo de la viuda
ambivalencia antagónica del temerario,
gloria y mérito para el virtuoso y el santo
contemplad irritados, reverentes, atónitos,
la ingravidez, prodigio reflejado
sombra de alas poderosas, abismo de las cosas
transparente movilidad en la lejana intuición,
cordial bienvenida,
ventura de la humillación y el dolor,
secretas formas de ser en apariencias fragantes
y como símbolo perfecto en el anillo de su
mano
el hálito incompleto de esencias trascendentes,
conocido en los estratos especializados
puramente como accidentes psicosomáticos
caleidoscopio en las debilidades civilizadas.
XV
Visión ictiológica del mundo
activa mutación en los centros erógenos de
productividad febril
aliciente térmico de los desheredados
ámbitos eróticos ricos en imágenes, color,
ruido,
y dentro el miedo acrecentándose en los
intestinos
en forma compacta homogénea
fertilidad futura de diezmadas civilizaciones
ocultos pactos con la sabiduría
objetiva en principio, difusa conquista
presente.
El tránsito eficaz entre dos vidas; naturalezas,
escenarios distintos es el trazo erecto
dificultad proverbial para expresar las formas
vitales
autoevidencia en el abismo clarividente de la
acción
mas, procurando una ágata preciosa
condición sine qua non para deslizarse
ingrávido por lejanas estrellas
el cosmos se circunscribe cada noche a tu
arbitrio:
aquí sabores solidificados flotando soberbios
como iceberg,
allá conciencias maestras chasqueando el
fuete en relámpagos psíquicos
y sus rayos atraviesan con colores
meditaciones proféticas
elevando su visión como antediluvianos tras la
rendija del tiempo
almagestos celestes pletóricos en sus cultos
comunicados
sólo para los cifrados en clave,
bandadas de dicha refulgiendo frenéticamente
en alas milagrosas
construcciones abrumadoras en tonos pálidos
sonoras facciones enigmáticas,
nieblas irracionales significadas por un enfoque
instintivo
siniestras esparcen aromas de ternura
refugio primordial de las causas comunes
temor de la expresión puramente racional;
así: cuerpo y espíritu en constante inmersión
purifican su imagen
fructífera simbólicamente, laberíntica
infección en la perenne inmunidad
claros torrentes de luz imponiendo sus cábalas
mágicos vaticinios en las leyes del misterio
ritmo elocuente en la fragancia de su
insondable belleza.
XVI
Formas de un porvenir sobrevivido en las
edades
egregias rituales ensordecedoras proféticas
clamando exorcios en la intimidad divina
conjeturas de esa inteligencia perfecta acuciada
por imágenes
inquietante medida del esfuerzo
relativo al ser aéreo ciñendo la verdad
contenida perpetuamente en su contrario
Inmemoriales caudas de luz inmarcesible, obra
fulgurante
trazos que centellearon con exactas
matemáticas
en la perfección incisiva de tus reinos
clarividente contingencia humana
y aún después de la catástrofe por agua,
pactaste con trazos de color siete hermosas
parábolas
en un cielo alborozado, dichoso
que fueron desde tu corazón, pleno de amor
al fustigado
criaturas inferiores como todo hálito de vida
sobre la tierra
argumentaron la omnipresencia sabia de tu
clemencia
clamores marsupiales, primates felinos
se sumaron al estrépito terráqueo
densos vapores ascendieron su ira sosegada
hasta el halcón y el águila iniciando la
búsqueda de posibles moradas
luego leves rumores al anochecer, huellas
predadoras,
arrítmicos lamentos en el melancólico clamor
del rinoceronte y el búfalo
después sólo el sigilo de un espíritu terrible
grandioso...
XVII
Incertidumbre en la armonía
carencia de principios en la unidad de esa
galaxia científica
para revelar en el todo facciones serenísimas,
rueda resplandeciente del sinfín
tramando lo levemente presentido como
un dato previsto
realizándose por la continuidad en la disciplina
de una total entrega
a esa forma de ser antes del tiempo,
en el tiempo dibujando tras la comisura de la
gracia
lo inaudito de su naturaleza,
así: jugando con vuestra vanidad, forma de
poder supuesto mágico,
por los vastos muladares, nuestra delicia
con todo género de abusos para abolir la
libertad,
en el hombre dignidad, cercanía de su imagen
a ese surtidor de vivas realidades,
no fracciones paradisíacas sino más bien el
universo
en la totalidad de sus funciones, no frías
contiendas
posesión enajenada del absurdo y la muerte;
odio ante el amor, la bondad, la belleza
doncellas castísimas en la gratuita caridad
del soberano altísimo Señor de las estrellas
sustentador de todas las galaxias.
XVIII
Escuchad terrenautas: no es solamente ese
símbolo de la objetividad
susurrando su grandeza interior
que espera rescatarse por vuestro mérito,
otros mundos palpitan aleteando su
inmensidad
en los huecos inéditos de la memoria absoluta
husmead las consteladas formas de la razón
como activo principio en la instancia fugaz
rumbo a desconocidos parajes,
tantas veces intuidos en el amor o en la belleza
expresiones circulares de esa iluminada
amplitud sobre los pensamientos.
Tocad el aterrado sollozo del verdor pisoteado
las prematuras visiones del niño silbando
como serpientes
en el estallido de los odios fraternos,
congregaciones humanas devoradas por el
hambre y la peste
sedientas fauces donde el beneplácito general
obtuvo dividendos acrecentados, vigorizando
el exterminio
con refinada inconciencia, mientras luces
superiores
eran asimiladas por olvidadas voluntades
miméticas en humildes suburbios;
potestades electromagnéticas describiendo a
entera satisfacción
programas de ritmo, acoplamiento y
desarrollo
en la clarividencia secreta de honestos
corazones,
enojo y estupor para el soberbio
por antonomasia confundido
aunque destacado en los residuos de elección.
XIX
Lento, difícil avance en la convivencia y
progreso
líneas que al cruzarse originan un punto,
centros sustituyendo los contrarios signos
en estadio magnífico, acrisolados sedimentos
étnica antropológica en la historia de la
eternidad
extendiendo delicadamente sus mágicas
sorpresas
al paso de lo cotidiano, asequible como una
rosa de lógicas razones
mas: conjeturado con un lince en la intuición
aroma trigonométrica en la ribera de los
cálculos
diferenciados en la maleabilidad de mis
arbitrios.
Acciones subterráneas en las raíces del planeta,
formas, aromas, colores, en silencio
trasmutando implícitas tareas
universos invisibles interpretando a perfección
sinfonías siderales
protones y electrones en místico lenguaje,
tejiendo delicados filamentos
composiciones en claros designios fecundando
los sistemas microgenéticos
sabias plasmáticas visiblemente inteligentes
determinando las condiciones al contacto
ambiental
géneros y especializaciones de alta precisión,
trepadoras, sensitivas razantes
receptores detectando la comunicación solar
hálitos multifolios emanando de su carácter
transitorio
donde el canto del acrídido alterna su
frecuencia frotando sus antenas
por sus ondas sonoras llega el mensaje al gato
montaraz, a la perdiz,
al búho, al halcón, al águila y al tigre
en silencio nocturno formando conciliábulo.
XX
Velado crepitar, susurro en la hojarasca
recursos mnemotécnicos de la naturaleza
espíritu de gloria circundando la atmósfera
majestad inédita del cielo enalteciéndose en la
dignidad del pensamiento
así tras los linderos del sueño el hombre se
solaza,
se significa la castidad como forma pura de
conocimiento
la creación devela sus poderes mágicos
desde distancias luz atrayendo objetos
inaprehensibles
a la condición humana,
ávida fascinación, desempeño admirable
fantasma azul de alas rumorosas
presidido por su inteligencia cósmica.
XXI
Especies, genéricas especificaciones
y cuerpos se atrajeron en razón directa a sus
volúmenes
y en razón inversa al cuadrado de su distancia;
fue así como los mares ubicaron su densidad
establecieron sus confines,
inmensas superficies desalojadas originaron los
desiertos
ígneas energías originaron pétreas cumbres de
cimas escarpadas
estratégicamente espíritus de rigor escrutaron
las distancias
familias rapaces aletearon desasosegadamente
remontaron la dimensión en todas
sus direcciones
mientras el sol brillante, espléndido anunciaba
desconocidas vivencias.
XXII
Preciencia del zahorí
a tu contacto visiones ozónicas
en premonitorios palimpsestos raquídeos
oficio dentrítico altamente calificado
centros de sagrada especialización
profundidad en su exaltada presencia,
propósito magnético
reencuentro con los astros desplegado el
plumaje celeste
transformada energía, atesorador biológico
en los abismos del espíritu
donde los efluvios del alba persiguen mi trote
armónico
curso florido ramoneado con hojas de laurel:
disolvente virtud volátil en su curso
críptica en el paisaje, mas precisa y clara con
la piedra del poder
ígneo principio, olor de la negrura
no sensible al olfato, sino al entendimiento.
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