Anatomía del Misterio
Como un barco que pasa
Ahíto de soledad
recurrente la imagen
al más allá indomable
era mi corazón
como un barco que pasa.
Abril corría chapoteando en el alma
y sobria la belleza,
repetía su infección
en el canto del grillo
se sucedían las noches
con precisas divisiones de estrellas
ni una más, ni una menos,
bueno, a veces los meteoros
rompían la sistemática
y era sólo un silencio rescatado
una gota de vino derramada
un todo incorpóreo
e inanimado el musgo del recuerdo
tres reinos misteriosos como el Verbo
lentos pasos en la nada y en el todo
claras formas de juzgarse distinta
la edad de la distancia
y sin embargo unidas
en la casta presencia
de una Fe invulnerada,
como un barco que pasa
era abril mi vida
tres raíces del hombre
en pródigas edades
juntas en clara fuente
inmune al sortilegio
aunque cautivas
en la tierna bondad
de lo finito.
Rosa de la circuncisión
Cuando las imaginaciones de mi corazón
se paseaban tranquilas en mi infancia,
y los gallos cantaban
sin despertar angustias en las frescas riberas
del sueño,
cándidas hierbas celestes
circundaban mi dicha con su leve rocío,
y los guantes azules de las fiebres antípodas,
crepitantes, mordientes y agrupados
alegres danzaban por el ojo de otoño.
No obstante:
un día la víbora parió bajo las blandas ramas
de un sol acariciante,
y sobre la mirada de una fábula inerte
las trenzas del recuerdo desataron su furia,
sus filos, como alerias porciones de brillosos
mastines
iban husmeando el cielo:
desierto, calcinado, degollado en la víspera de
las estrellas nuevas
Cien años han pasado como sosías,
quietos como increíbles cocodrilos
bajo la tierna protesta de los astros
cien años, entre pretérito y presente
entre conextensión y disextensión
siendo por esta semejanza
imágenes también sin ser divinos ni inmortales.
Seca la dicha en columbarios,
vulnerado el desfile de fragancias primarias,
fugado el cielo ante el tumulto de ventanas y
puertas
no quedan más que proyectos callados como
corchos.
Este es el definitivo momento de las palabras
secas,
del silencio cautivo en ojos y gatos laminados,
porque si el cuadrado olvidara su fórmula
la rueda dejaría de ser rueda
y la jirafa atravesada por una siempreviva en
la garganta cantaría
Ahora bien:
después que caiga el polvo por el desván del
sueño,
no me pregunteís nada,
simplemente escuchad este dolor con huecos
de granada
por el viento sin pájaros
y esperad que la rosa de la circuncisión
florezca nuevamente en tiempo y realidades.
De la Divinidad
Bajo soportes de un misericordioso Hálito
mis ojos intuyen
facciones inéditas del mundo
sueños donde la totalidad
revelándose instantánea y sucesivamente
transfiguran la visión
al fuego donde el Verbo
en exorcio relumbra su blancura,
después el tordo canta
en parajes sombríos
y un temblor su presencia
nos recuerda en su canto
óleo sagrado como un rumor
en la ribera de mi espíritu.
Anatomía del Misterio
Computando el Misterio en la sombra
vagamente
su presencia sensible al despierto sentido
clamando absolución en reberveros mágicos
la Nada en imagen de rosa aspirando
cambiante, sucesivamente, mínima y abstraída
en el ardiente instante en que fija el espíritu
su rostro diluído
silueta de paloma removiendo distancias
devorando abismos para encontrar un contorno
ceremonia férvida bajo las arquitrabes de la
razón,
desplomada al alcance de lo Divino y cotidiano
agitado paraíso sometido al arbitrio
del que anheló lo más profundo
cayendo levantando de esa realidad intermedia
el bálsamo más puro,
hebras de sueño entretejidas
en el mirar lejano de la estrella
que vaticina desde sus azules infiernos
lugares y espacios de los ojos que vieron
y por renovada virtud
significantes en lo sucesivo y venidero.
Israel
Desprendido de mí
un pensamiento descendió
en diabólica imagen,
y una velada sombra
gruñente y erizada
se desprendió de un nombre.
Emanú, innombrable sustento
para elegida estirpe,
profético fermento
de esperanzas perpetuas
en el orden secreto
de atesorada muerte.
Dios y hombre,
pensar y sentir
devanando en vigilias
los vaticinios absolutos.
Así, muros de agua salada
cubrieron tu partida
donde la Gracia alucinada
en divina serpiente
hizo perecer exangües enemigos
y hacia tierras de ethéo
con ojos obstinados
en alegre destino
silenciaste del éxodo las penas
el pensamiento rico
de ligurios y zardios
confundidos en altiva alabanza
diestra perseguidora
de ese principio incomprendido
cuyos reinos escrutan
cabalgando en visiones
lo establecido y aceptado
por la razón del hombre,
sólo desnuda estatua
socavada en la variedad
de sus impulsos
por leopardos inquietos
de formas inmortales.
Diálogo sobre el Amor
Deslizando su cauda tiernamente el tiempo transcurre como el lapso entre dos estaciones donde tu presencia encarnando el amor enciende sus estímulos y el diálogo se inicia cada noche al fragor de las circunferencias girantes perfectas.
G- Como el círculo pequeño de mis ojos relampagueantes en la preconcebida intuición del pensamiento circundante.
J- Y la naturaleza del encanto prosigue en tus manos en la murmuración parabólica de tus estigmas.
G- Donde la noche y la pasión apacientan sus símbolos en constancia sagrada.
J- Y adentro espacios eternos preludios en fuga de modulaciones absolutamente enajenadas asoman febricitantes en la frecuencia de tu jadeo.
G- Inequívoca señal de mi paso en la tierra.
J- Te veo llegar como de un largo viaje, tamizados almizcles impregnando tus sedas.
G- Paganas huellas de pretéritas deidades predilección silvestre de mi vida.
J- Inmenso mar abstraído en su ritmo galvanizando tu presencia.
G- Las caracolas a mi voz prolongan el Misterio en espirales de coral.
J- Y cerca en la razón del intelecto adiestrándose para concepciones sobrehumanas, la intuición afinando sus mecanismos perceptivos.
G- Atrás el cielo azul surcando en la Divinidad las excelencias del espíritu.
J- Ministerios donde la ternura fulgue radiante por tu voz.
G- Y al conjuro de palabras los mitos de la muerte ruedan afligiendo la yerba.
J- La seguridad en la alegría es como un constante presentir la substancia perfecta del espacio.
G- Donde el amor aletea en el carmín de las granadas.
J- Poblado de huecos por dentro iluminados en forma matemática.
G- Caleidoscopio sucedáneo al deseo sombra humana enunciando sus juicios.
J- Perenne vocación sedienta de formas en gravedad sustentadas.
G- Aleteando en su fuga la nostalgia de un hálito marino el espacio circunda.
J- Yodos carbunculares en el sosiego de tus líneas.
G- Toque Elénico rigor en la estirpe de mi heredad.
J- En los estanques de tus ojos cautivos narcisos modelando dorsos de aquilina propiedad, cromatismos sonoros de belleza inenarrable, aves del paraíso exhalando colores de solemne candorosidad, ojos radiantes engastados en felino pelaje, ascendimiento aromático en la ribera de tu meditaciones y el fuego hechizado en su rapsodia cubriendo con sus alas tu rostro.
G- Iluminado escrutinio en el paño incandescente del sueño rastreador y rastreado en la concavidad de inmensa luz no vislumbrada, hecha y deshecha en el blanco y el negro y sin embargo siempre viva girando en perfecciones de acechanzas deíficas reflejando dorados recintos de equiláteras caras.
Carta 1
Las cosas son hermosas
en la medida en que la unidad interna del
espíritu
reviste la bienaventuranza de bondad,
comprensión absoluta para entender a las
criaturas
cualquiera que sea su condición,
en la imagen de semejanza con Dios,
pues a partir de este momento surge por
conducto de la Gracia, la caridad,
que ilumina de amor nuestra pasión por la vida
mas simplemente como un reflejo de otra
más perfecta,
de la cual Dios nos da destellos
en la obra de creación intelectual de la cual
dice el Santo angélico
"Es metafísicamente necesario la
incorruptibilidad del ser intelectual"
como en las demás manifestaciones espirituales
sintetizadas en su máxima perfección,
lo que necesariamente asciende
de las disciplinas de voluntad ascética
para la eliminación excrecente que perturba
la libre manifestación de lo sobrenatural,
confuso para el resto del mundo no
evolucionado
en la virtud de la verdad.
Después: deslizante sobre mi cerebro
una música de maravillosa solemnidad y
hermosura
marcaba los contornos de mi pensamiento,
en acordes donde el contrapunto de razón y
pasión
construían en unidad perfecta de mi ser
interior,
un sagrado recinto donde la mirada de Dios
levemente posaba un rayo de luz,
y de la abstracta condición esfumaba la tiniebla
su manto
quedando invulnerada, desnuda
la comprensión de la ETERNIDAD
iluminada en el espejo de mis ojos,
refractario azoro donde la belleza sin saber,
de su fuego el misterio acuciaba en sus aljibes.
Carta 2
Hay un germen generador en todo gran poema
que al ejercer contacto con el espíritu del
hombre,
singulariza a través de una chispa
transmisora
una potencia consubstancial; a partir de este
momento
el que revive lo intuído por el poeta,
clarifica y extiende el paisaje diseminado en
las líneas
mas cada espectador adapta el reino
a la posibilidad de su genio.
El mío trasciende cada oración
a universos heterogéneos, donde la siguiente
suma y resta unificando y separando a la vez
la posibilidad del entendimiento infinitesimal
poéticamente hablando,
así: la exactitud del Verbo, ilumina la poesía
como un milagro donde Dios,
glorifica por el hombre su principio;
otras veces, las fuentes prenatales
afloran a blanca superficie
mensajes por los cuales la coloratura del poema
adquiere intimidad translúcida,
y sutilmente conduce al intuido por esa
singularidad potencial
mencionada anteriormente.
En tus poemas, distorsionas intuiciones
sensoriales e intelectuales,
en una fusión donde la expresión
adquiere matices de impresión surrealista
cuello y extremidades aderezados
en ese apasionado bermellón
donde el aprisco de las palabras guarda en
suntuosa intimidad
la parabólica doncellez de un universo.
Allí; alas arcangélicas proyectan sobre tu rostro
la identidad de tu naturaleza perecedera
en antifaz donde lo imprevisible
verifica sus misterios al arbitrio de tu
Voluntad.
Como un barco que pasa
Ahíto de soledad
recurrente la imagen
al más allá indomable
era mi corazón
como un barco que pasa.
Abril corría chapoteando en el alma
y sobria la belleza,
repetía su infección
en el canto del grillo
se sucedían las noches
con precisas divisiones de estrellas
ni una más, ni una menos,
bueno, a veces los meteoros
rompían la sistemática
y era sólo un silencio rescatado
una gota de vino derramada
un todo incorpóreo
e inanimado el musgo del recuerdo
tres reinos misteriosos como el Verbo
lentos pasos en la nada y en el todo
claras formas de juzgarse distinta
la edad de la distancia
y sin embargo unidas
en la casta presencia
de una Fe invulnerada,
como un barco que pasa
era abril mi vida
tres raíces del hombre
en pródigas edades
juntas en clara fuente
inmune al sortilegio
aunque cautivas
en la tierna bondad
de lo finito.
Rosa de la circuncisión
Cuando las imaginaciones de mi corazón
se paseaban tranquilas en mi infancia,
y los gallos cantaban
sin despertar angustias en las frescas riberas
del sueño,
cándidas hierbas celestes
circundaban mi dicha con su leve rocío,
y los guantes azules de las fiebres antípodas,
crepitantes, mordientes y agrupados
alegres danzaban por el ojo de otoño.
No obstante:
un día la víbora parió bajo las blandas ramas
de un sol acariciante,
y sobre la mirada de una fábula inerte
las trenzas del recuerdo desataron su furia,
sus filos, como alerias porciones de brillosos
mastines
iban husmeando el cielo:
desierto, calcinado, degollado en la víspera de
las estrellas nuevas
Cien años han pasado como sosías,
quietos como increíbles cocodrilos
bajo la tierna protesta de los astros
cien años, entre pretérito y presente
entre conextensión y disextensión
siendo por esta semejanza
imágenes también sin ser divinos ni inmortales.
Seca la dicha en columbarios,
vulnerado el desfile de fragancias primarias,
fugado el cielo ante el tumulto de ventanas y
puertas
no quedan más que proyectos callados como
corchos.
Este es el definitivo momento de las palabras
secas,
del silencio cautivo en ojos y gatos laminados,
porque si el cuadrado olvidara su fórmula
la rueda dejaría de ser rueda
y la jirafa atravesada por una siempreviva en
la garganta cantaría
Ahora bien:
después que caiga el polvo por el desván del
sueño,
no me pregunteís nada,
simplemente escuchad este dolor con huecos
de granada
por el viento sin pájaros
y esperad que la rosa de la circuncisión
florezca nuevamente en tiempo y realidades.
De la Divinidad
Bajo soportes de un misericordioso Hálito
mis ojos intuyen
facciones inéditas del mundo
sueños donde la totalidad
revelándose instantánea y sucesivamente
transfiguran la visión
al fuego donde el Verbo
en exorcio relumbra su blancura,
después el tordo canta
en parajes sombríos
y un temblor su presencia
nos recuerda en su canto
óleo sagrado como un rumor
en la ribera de mi espíritu.
Anatomía del Misterio
Computando el Misterio en la sombra
vagamente
su presencia sensible al despierto sentido
clamando absolución en reberveros mágicos
la Nada en imagen de rosa aspirando
cambiante, sucesivamente, mínima y abstraída
en el ardiente instante en que fija el espíritu
su rostro diluído
silueta de paloma removiendo distancias
devorando abismos para encontrar un contorno
ceremonia férvida bajo las arquitrabes de la
razón,
desplomada al alcance de lo Divino y cotidiano
agitado paraíso sometido al arbitrio
del que anheló lo más profundo
cayendo levantando de esa realidad intermedia
el bálsamo más puro,
hebras de sueño entretejidas
en el mirar lejano de la estrella
que vaticina desde sus azules infiernos
lugares y espacios de los ojos que vieron
y por renovada virtud
significantes en lo sucesivo y venidero.
Israel
Desprendido de mí
un pensamiento descendió
en diabólica imagen,
y una velada sombra
gruñente y erizada
se desprendió de un nombre.
Emanú, innombrable sustento
para elegida estirpe,
profético fermento
de esperanzas perpetuas
en el orden secreto
de atesorada muerte.
Dios y hombre,
pensar y sentir
devanando en vigilias
los vaticinios absolutos.
Así, muros de agua salada
cubrieron tu partida
donde la Gracia alucinada
en divina serpiente
hizo perecer exangües enemigos
y hacia tierras de ethéo
con ojos obstinados
en alegre destino
silenciaste del éxodo las penas
el pensamiento rico
de ligurios y zardios
confundidos en altiva alabanza
diestra perseguidora
de ese principio incomprendido
cuyos reinos escrutan
cabalgando en visiones
lo establecido y aceptado
por la razón del hombre,
sólo desnuda estatua
socavada en la variedad
de sus impulsos
por leopardos inquietos
de formas inmortales.
Diálogo sobre el Amor
Deslizando su cauda tiernamente el tiempo transcurre como el lapso entre dos estaciones donde tu presencia encarnando el amor enciende sus estímulos y el diálogo se inicia cada noche al fragor de las circunferencias girantes perfectas.
G- Como el círculo pequeño de mis ojos relampagueantes en la preconcebida intuición del pensamiento circundante.
J- Y la naturaleza del encanto prosigue en tus manos en la murmuración parabólica de tus estigmas.
G- Donde la noche y la pasión apacientan sus símbolos en constancia sagrada.
J- Y adentro espacios eternos preludios en fuga de modulaciones absolutamente enajenadas asoman febricitantes en la frecuencia de tu jadeo.
G- Inequívoca señal de mi paso en la tierra.
J- Te veo llegar como de un largo viaje, tamizados almizcles impregnando tus sedas.
G- Paganas huellas de pretéritas deidades predilección silvestre de mi vida.
J- Inmenso mar abstraído en su ritmo galvanizando tu presencia.
G- Las caracolas a mi voz prolongan el Misterio en espirales de coral.
J- Y cerca en la razón del intelecto adiestrándose para concepciones sobrehumanas, la intuición afinando sus mecanismos perceptivos.
G- Atrás el cielo azul surcando en la Divinidad las excelencias del espíritu.
J- Ministerios donde la ternura fulgue radiante por tu voz.
G- Y al conjuro de palabras los mitos de la muerte ruedan afligiendo la yerba.
J- La seguridad en la alegría es como un constante presentir la substancia perfecta del espacio.
G- Donde el amor aletea en el carmín de las granadas.
J- Poblado de huecos por dentro iluminados en forma matemática.
G- Caleidoscopio sucedáneo al deseo sombra humana enunciando sus juicios.
J- Perenne vocación sedienta de formas en gravedad sustentadas.
G- Aleteando en su fuga la nostalgia de un hálito marino el espacio circunda.
J- Yodos carbunculares en el sosiego de tus líneas.
G- Toque Elénico rigor en la estirpe de mi heredad.
J- En los estanques de tus ojos cautivos narcisos modelando dorsos de aquilina propiedad, cromatismos sonoros de belleza inenarrable, aves del paraíso exhalando colores de solemne candorosidad, ojos radiantes engastados en felino pelaje, ascendimiento aromático en la ribera de tu meditaciones y el fuego hechizado en su rapsodia cubriendo con sus alas tu rostro.
G- Iluminado escrutinio en el paño incandescente del sueño rastreador y rastreado en la concavidad de inmensa luz no vislumbrada, hecha y deshecha en el blanco y el negro y sin embargo siempre viva girando en perfecciones de acechanzas deíficas reflejando dorados recintos de equiláteras caras.
Carta 1
Las cosas son hermosas
en la medida en que la unidad interna del
espíritu
reviste la bienaventuranza de bondad,
comprensión absoluta para entender a las
criaturas
cualquiera que sea su condición,
en la imagen de semejanza con Dios,
pues a partir de este momento surge por
conducto de la Gracia, la caridad,
que ilumina de amor nuestra pasión por la vida
mas simplemente como un reflejo de otra
más perfecta,
de la cual Dios nos da destellos
en la obra de creación intelectual de la cual
dice el Santo angélico
"Es metafísicamente necesario la
incorruptibilidad del ser intelectual"
como en las demás manifestaciones espirituales
sintetizadas en su máxima perfección,
lo que necesariamente asciende
de las disciplinas de voluntad ascética
para la eliminación excrecente que perturba
la libre manifestación de lo sobrenatural,
confuso para el resto del mundo no
evolucionado
en la virtud de la verdad.
Después: deslizante sobre mi cerebro
una música de maravillosa solemnidad y
hermosura
marcaba los contornos de mi pensamiento,
en acordes donde el contrapunto de razón y
pasión
construían en unidad perfecta de mi ser
interior,
un sagrado recinto donde la mirada de Dios
levemente posaba un rayo de luz,
y de la abstracta condición esfumaba la tiniebla
su manto
quedando invulnerada, desnuda
la comprensión de la ETERNIDAD
iluminada en el espejo de mis ojos,
refractario azoro donde la belleza sin saber,
de su fuego el misterio acuciaba en sus aljibes.
Carta 2
Hay un germen generador en todo gran poema
que al ejercer contacto con el espíritu del
hombre,
singulariza a través de una chispa
transmisora
una potencia consubstancial; a partir de este
momento
el que revive lo intuído por el poeta,
clarifica y extiende el paisaje diseminado en
las líneas
mas cada espectador adapta el reino
a la posibilidad de su genio.
El mío trasciende cada oración
a universos heterogéneos, donde la siguiente
suma y resta unificando y separando a la vez
la posibilidad del entendimiento infinitesimal
poéticamente hablando,
así: la exactitud del Verbo, ilumina la poesía
como un milagro donde Dios,
glorifica por el hombre su principio;
otras veces, las fuentes prenatales
afloran a blanca superficie
mensajes por los cuales la coloratura del poema
adquiere intimidad translúcida,
y sutilmente conduce al intuido por esa
singularidad potencial
mencionada anteriormente.
En tus poemas, distorsionas intuiciones
sensoriales e intelectuales,
en una fusión donde la expresión
adquiere matices de impresión surrealista
cuello y extremidades aderezados
en ese apasionado bermellón
donde el aprisco de las palabras guarda en
suntuosa intimidad
la parabólica doncellez de un universo.
Allí; alas arcangélicas proyectan sobre tu rostro
la identidad de tu naturaleza perecedera
en antifaz donde lo imprevisible
verifica sus misterios al arbitrio de tu
Voluntad.
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